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Las sanciones internacionales contra los actores cómplices de las atrocidades cometidas en Nicaragua han surtido el efecto de disminuir su influencia, y siguen arrinconando a los perpetradores. Contrario a las mentiras de Rosario Murillo, las sanciones no afectan al pueblo porque éstas poseen precisión en el impacto. La sanción es un juicio justo frente a la privación física, económica y política que ha causado la dictadura.
Las sanciones internacionales son mundialmente aceptadas como un método de ajuste de cuentas ante la ausencia del Estado de derecho hacia quienes violan derechos humanos, cometen crímenes financieros internacionales y evitan ser sujetos legales frente al sistema judicial local. Hay dos tipos de sanciones, la que cierra cuentas financieras de la entidad penalizada, y la de presión económica como método coercitivo.
La comunidad internacional como grupo de Estados colectivo ha establecido un rango amplio de opciones dentro de lo que se llama el “policy toolbox” de presiones diplomáticas y políticas. Estas presiones incluyen sanciones individuales y sectoriales que cierran cuentas bancarias u operaciones financieras de entidades, sanciones comerciales que incluyen penalidades y multas, cambios o reimposición de tarifas y boicots o embargos económicos. También hay otro tipo de sanciones económicas referentes a la no autorización de licencia comercial en empresas para que un negocio en el extranjero pueda comerciar con un país.
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