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Muchas empresas en América Latina se están quejando de las dificultades que tienen para contratar trabajadores con las habilidades técnicas que exigen sus negocios. La importante (y creciente) falta de personal calificado es un tema recurrente en una serie de encuestas e informes que se vienen realizando. La falta de habilidades adecuadas se está convirtiendo en un cuello de botella para el crecimiento de las industrias tecnológicamente complejas, perjudicando los esfuerzos de los gobiernos para aumentar la inversión en los sectores estratégicos de sus economías. El sector energético es un buen ejemplo de este fenómeno.
El gobierno de México ha puesto en marcha una importante reforma energética para abrir el sector de hidrocarburos del país y poner fin a 76 años de monopolio de la empresa estatal petrolera Pemex, con el objetivo de impulsar el crecimiento económico y reducir la pobreza. Sin embargo, el estado lamentable del sistema educativo de México – y, más concretamente, la falta de programas universitarios que gradúen ingenieros de petróleo y otros trabajadores especializados – amenaza el éxito que podría tener la reforma.
La necesidad repentina de nuevos trabajadores especializados en México no es una situación sin precedentes – de hecho Brasil, que ha visto su propio sector petrolero crecer sustancialmente con el desarrollo de enormes campos pre-sal costa afuera, vivió dificultades similares en los últimos años. En el caso de Brasil, la escasez de trabajadores calificados – así como los cuellos de botella en la oferta de plataformas de perforación y otros equipos – llevaron al gobierno a congelar las subastas de petróleo durante un par de años mientras la industria se reforzaba a sí misma. Pero podría decirse que la posición de México es más difícil que la de Brasil.
La necesidad inminente de nuevos especialistas petroleros calificados en México es enorme. Se estima que Pemex tiene actualmente cerca de 150.000 empleados – y la compañía ha dicho que al menos la mitad de sus empleados estarán cerca de la edad de jubilación dentro de una década. El problema es considerado más serio en la gerencia de alto nivel, donde el personal es más viejo. En los tres primeros niveles directivos de la división de exploración y producción de Pemex, se estima que hasta un 80% de los empleados puede cumplir la edad de jubilación en la próxima década.
Si se toman en cuenta las nuevas compañías de petróleo que se espera que ingresen a México a competir por el talento, además de los proveedores de servicios y las nuevas y ampliadas agencias gubernamentales, la demanda de ingenieros podría estar en las decenas de miles. Solamente el CNH, el regulador nacional de petróleo de México, tendrá que aumentar su personal de 50-60 ingenieros a alrededor de 600, ya que actualmente sólo supervisa a Pemex y pronto habrá un número mucho mayor de operadores.
El problema, sin embargo, es que las universidades mexicanas no producen los ingenieros petroleros, geólogos y otros trabajadores calificados que la industria va a necesitar de forma inminente. Renan Báez, profesor de la Universidad Politécnica del Golfo de México en Paraíso, Tabasco, estima que hay sólo un par de docenas de universidades en México ofreciendo el plan de estudios, de las cuales la gran mayoría son pequeñas y sólo tienen unos cien o doscientos estudiantes. Casi todos los graduandos provienen de dos grandes universidades públicas, la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional, ambas ubicadas en la Ciudad de México. Fuentes del sector energético estiman que México produce no más de doscientos nuevos ingenieros de petróleo cada año.
Incluso los programas que existen por lo general no tienen los recursos necesarios para educar a sus estudiantes como es debido. Las clases que ofrecen estos programas tienden a ser principalmente de carácter académico y los estudiantes a menudo carecen de la oportunidad de adquirir conocimientos prácticos a través de los trabajos de laboratorio porque las escuelas carecen de fondos y programas de software especializados. Mientras tanto, los vínculos institucionales entre las universidades y Pemex son insuficientes, ya que la empresa petrolera estatal no se ha visto en la necesidad de coordinar con el sector académico.
Para combatir estos problemas, Báez y otros profesores incorporaron este año la Red Nacional de Escuelas de Ingeniería Petrolera, un grupo de escuelas de ingeniería petrolera dedicadas a construir vínculos entre el mundo académico y el sector petrolero. La red busca el apoyo de empresas de la industria – incluyendo las grandes compañías de servicios petroleros internacionales que operan actualmente en México – para asegurarse de que las escuelas proporcionen las habilidades prácticas que necesitan las compañías. Como un ejemplo de la dirección que él cree que México debería tomar, Báez menciona a la universidad Texas A&M y sus fuertes vínculos con empresas del sector petrolero.
Más allá de los desafíos particulares del sector petrolero, México también se enfrenta a numerosos problemas educativos a un nivel más básico. En la prueba PISA más reciente, que data de 2012, México tuvo el tercer puntaje más bajo en cuanto a cobertura de la educación entre los países participantes – sólo por encima de Albania y Vietnam. Y entre los niños mexicanos que van a la escuela, más de la mitad no alcanzaron los niveles de competencia básicos en matemáticas – comparado con el promedio de sólo 23% de la OCDE. Además, menos del 1% de los estudiantes mexicanos alcanzó los niveles más altos – 5 o 6 – de rendimiento en matemáticas, comparado con un promedio de 13% para los estudiantes de todos los países de la OCDE. En ciencias, la historia es muy parecida – el 47% de los estudiantes mexicanos no logró alcanzar las competencias básicas y menos del 1% alcanzó los niveles superiores.
Resolver estos problemas – tanto los generales y como los específicos del sector – tomará años. Sin embargo, el sector petrolero de México no tiene tiempo. Actualmente el Congreso está trabajando para aprobar las leyes necesarias para implementar plenamente la reforma, y el gobierno espera celebrar su primera subasta de petróleo competitiva con el nuevo sistema el año que viene. La necesidad de nuevos especialistas de petróleo ya es una realidad, y en los próximos años – mientras México fortalece su aparato normativo y nuevas empresas entran en el país por primera vez para competir con Pemex – la demanda de ingenieros calificados seguramente será intensa.
Para llenar las vacantes a corto plazo, México tendrá que recurrir a mano de obra calificada extranjera. De hecho, esto ya está sucediendo – en la actualidad, se estima que varios miles de trabajadores petroleros venezolanos ya están trabajando en México, sobre todo en los proveedores de servicios. Pero los extranjeros por sí solos no serán suficientes. Muchos de los trabajadores venezolanos son profesionales de nivel medio, pero Pemex – cuyos empleados generalmente empiezan desde abajo y luego suben de rango – necesitará un gran número de especialistas de nivel inicial en los próximos años. Por otra parte, se espera que la entrada de las compañías petroleras internacionales a México aumente los salarios en todo el sector, y es posible que Pemex no sea capaz de ofrecer salarios competitivos para los trabajadores más talentosos.
*Jason Fargo es el Líder del Equipo de América Latina de Energy Intelligence Group.