Líderes Escolares Fortalecidos – Entrevista con Elvira Mendoza y David Velázquez

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El Grupo de Trabajo Líderes Escolares Fortalecidos, convocado y organizado en el marco del Programa Regional Liderazgo para el Cambio de La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Teach For All y el Diálogo Interamericano, ofrece la «Declaración Líderes Escolares Fortalecidos» para potenciar las voces de los educadores en los debates políticos sobre las competencias de liderazgo y el liderazgo horizontal, con el objetivo de promover una visión compartida del liderazgo horizontal en el marco de la pandemia.

Este blog incluye una entrevista a Elvira Mendoza, miembro del Grupo de Trabajo y rectora de la Institución Educativa Rosedal, en Colombia, y David Velázquez, investigador de la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo de Paraguay.

Iniciamos con las respuestas de Elvira Mendoza.

Pregunta (P): Nos podrías contar un poco sobre ¿Qué es la Declaración? y ¿Cuál fue el proceso de su creación? 

Respuesta (R): La Declaración es una construcción colectiva de afirmaciones respecto a las acciones pertinentes en las instituciones educativas para entrar en acción frente a las necesidades presentes en los escenarios post-pandemia. Reposan en un documento que condensa las manifestaciones y los consensos de líderes de diez países, así mismo los aportes de más de mil docentes y directivos docentes que a través de sus participaciones permitieron caracterizar las situaciones comunes y particulares que se están presentando en los entornos escolares, definiéndose una propuesta de cinco recomendaciones articuladas que dan respuesta a los desafíos y mensajes claves identificados.
 
(P): ¿Qué hemos aprendido sobre el liderazgo escolar durante la pandemia, y particularmente sobre el liderazgo horizontal o compartido? ¿Cómo observamos estos retos antes del Covid-19 y cómo se han agudizado en los últimos dos años? 

(R): Hay aspectos positivos que podemos rescatar de las experiencias que nos permitió la pandemia; uno de los más palpables fue la horizontalidad que se generó en el liderazgo; el cambio repentino de los espacios cotidianos para el aprendizaje, trasladados al hogar, los cambios totales en las dinámicas escolares, los ajustes que fueron necesarios en lo que se hacía y la forma en que se hacía, impulsó nuevas formas de organizarse y de compartir responsabilidades. Los padres de familia tomaron también la batuta de la enseñanza y junto con los maestros y directivos se vieron de repente orquestando en los procesos de enseñanza aprendizaje. Además, los estudiantes desarrollaron su autonomía, la autoevaluación fue la principal forma de valoración, los espacios virtuales se convirtieron en espacios reales donde fluyó naturalmente el tan buscado trabajo colaborativo, espacios donde la escucha, la negociación, los acuerdos y el aprovechamiento de las capacidades de cada quien no eran una opción, “eran la única forma para salir adelante.”
 
(P): ¿Cuál mensaje clave te parece relevante destacar de acuerdo a tu rol como rectora de una institución educativa? 

(R): Cada uno de los mensajes conforman una pieza que se engrana formando una estructura sólida de cinco partes fundamentales, al quitar una pierde solidez la propuesta que estamos realizando. Aun así, desde mi rol particular resalto lo clave que es la autonomía escolar para la toma de decisiones. Pienso que los líderes comprometidos con los cambios, con el progreso del sistema educativo, hace rato vislumbrábamos en el horizonte la urgencia de propiciar una transformación educativa. Precisamente la pandemia lo que hizo fue ponernos al límite, ponernos de cara a la necesidad inaplazable de un liderazgo compartido, de facilitar unas flexibilizaciones curriculares. Veníamos hablando de lo imperativo que es que nuestros maestros adquieran competencias para el aprovechamiento de las herramientas tecnológicas, y la realidad nos llevó a abordarlo sin más aplazamiento. El tema de las competencias socioemocionales ya lo veníamos poniendo sobre la mesa y nos hacía ruido en los entornos escolares. Entonces pienso que lo que nos ha hecho mucha falta es poder tomar decisiones más libremente en los aspectos pedagógicos y administrativo, hay muchas cosas que nos limitan y seria esencial poder tener y asignar autonomías en la toma de decisiones.

(P): ¿Qué importancia o relevancia tiene la Declaración y sus recomendaciones en tu trabajo? 

(R): Me ha permitido contemplar el panorama general que nos queda a todos los educadores y gestores educativos después de la pandemia, saber que no son situaciones aisladas, que no nos está sucediendo solo a nosotros. Tener una interpretación global es muy importante y me ha permitido poder comunicarla a mis maestros, a mis padres de familia, a mis estudiantes. De esta manera se evita que cada uno saque conjeturas e interpretaciones subjetivas de las situaciones que se presentan, y prevenir que se creen juicios y se asignen culpables. He tenido la oportunidad de trasladar una visión a la comunidad educativa de qué esta pasando y de allí convocar a todos para compartir responsabilidades en las formas de superarlo, insistiendo siempre en que el primer paso para que todo mejore, es identificar lo que hay que ajustar, a partir de allí emprender los planes y acciones. Les he dicho a todos “como siempre si estamos todos juntos atendiendo estratégicamente cada realidad inevitablemente las cosas mejoraran.” 

Por lo tanto, la Declaración me ha permitido formar a mi comunidad, movilizar, motivar, dar tranquilidad y crear consensos con todos.

Ahora, David Velázquez nos comparte sus respuestas.

(P) ¿Nos podrías contar un poco sobre ¿Qué es la Declaración? y ¿Cuál fue el proceso de su creación?

(R) La Declaración sobre la importancia del liderazgo escolar constituye un conjunto integrado y sistemático de ideas que, sobre la base de la centralidad que tiene el liderazgo directivo y docente de las escuelas de América Latina, plantea cómo fortalecerlo, ante el desafío de construir nuevos sistemas educativos, que sean más eficaces, frente al impacto devastador de la pandemia de Covid-19 sobre la educación.

La Declaración fue el producto del diálogo entre 37 participantes –del magisterio, de la academia, de la sociedad civil y de los gobiernos de 10 países de la región–, articulado en tres sesiones virtuales y varios intercambios a través de medios electrónicos. Creo que es importante señalar que todas las discusiones contribuyeron con ideas e iniciativas diversas y enriquecedoras en todos los sentidos, y que los cinco ejes de la declaración son los que reflejaban los consensos más amplios. Quiero señalar con eso que las discusiones también son un repositorio de ideas que pueden ser asumidas eventualmente por quienes participaron en los encuentros.

El cierre de escuelas –una medida no sanitaria de contención de la pandemia– fue el más prolongado y de la historia, y aún a fines de marzo de 2022, 23 países principalmente de África subsahariana, mantenían sus escuelas cerradas. Como la pandemia no está aun completamente controlada, es importante seguir hablando de ella en tiempo presente: las consecuencias de Covid-19 y las medidas de contención afectan gravemente a los sistemas educativos en todo el mundo, y no es fácil determinar cuánto tiempo tomará mejorar los indicadores de la educación. Lo que está bastante claro, es que los sistemas educativos no pueden continuar funcionando de la misma manera, al mostrarse ineficaces frente a escenarios como el del Covid-19.

(P) ¿Qué hemos aprendido sobre el liderazgo escolar durante la pandemia, y particularmente sobre el liderazgo horizontal o compartido? ¿Cómo observamos estos retos antes del Covid-19 y cómo se han agudizado en los últimos dos años?

(R) Las respuestas más efectivas a la crisis creada por la pandemia de Covid-19 son impulsadas a través de liderazgos escolares participativos y horizontales, de directivos y de docentes, que involucran a sus comunidades educativas y a otros actores sociales y comunitarios, para desarrollar estrategias adaptadas a sus entornos.

Estas estrategias se desarrollan no pocas veces incluso en contra de los marcos curriculares, legales e institucionales educativos fuertemente centralizados. Con base en el diálogo, la lectura correcta de la realidad, un fuerte compromiso con la educación, con iniciativa y con creatividad, varias escuelas lograron durante los dos años de clausura de escuelas, a pesar de la precariedad de recursos, sostener mínimos educativos decentes. Sin embargo, estos casos fueron excepcionales.

La institucionalidad educativa en la mayor parte de la región es centralista y rígida, y brinda muy poco margen de maniobra a las escuelas para reaccionar con eficacia en los momentos de crisis, y para establecer medidas de recuperación. De ahí que uno de los aprendizajes tiene que ver con propiciar medidas de flexibilización, inicialmente temporales, de las normas legales y de los currículos, para comenzar la recuperación y el mejoramiento de los aprendizajes.

(P) ¿Cuál es la recomendación más urgente que priorizarías en tu contexto? y ¿por qué?

(R) En la medida en que las cinco líneas definidas en la declaración reflejan los mínimos necesarios para transformar la educación a partir de la pandemia de Covid-19, y que son líneas que fueron pensadas como un todo coherente y sistemático, es necesario adoptar todas las medidas en conjunto, adaptadas a las realidades nacionales y locales.

(P) ¿Qué importancia o relevancia tiene la Declaración y sus recomendaciones para ti en tu trabajo?

(R) La Declaración tiene gran importancia. Define posibles hitos relevantes en el camino hacia una transformación de la educación, y no a una “nueva normalidad,” como se suele señalar al uso.

La Declaración intenta mostrar cómo la pandemia de Covid-19 no solo ahonda los defectos específicos de los sistemas educativos, sino que también muestra la ineficacia –en la mayoría de los países– de la articulación institucional entre el sistema educativo y, por ejemplo, el sistema de salud, los sistemas de emergencia, los sistemas económicos, entre otros.

Demuestra una vez más que son imperativos los esfuerzos adicionales para garantizar el derecho a la educación, en la medida en que su vulneración afecta la vigencia del conjunto de los derechos fundamentales en otras áreas, como el trabajo decente, el cuidado y la salud; y, en último término, compromete negativamente las oportunidades de la niñez y la juventud, y el desarrollo de las sociedades.

La crisis de Covid-19 deja en claro que es urgente el acceso a los recursos tecnológicos y de conectividad que ya eran necesarios desde antes de la pandemia para mejorar los aprendizajes. Deja en evidencia el descuido de dimensiones claves, como la salud mental y el bienestar de docentes y estudiantes, que no pueden ser ignoradas en el futuro. También obliga a pensar en la importancia de la investigación y la sistematización de las experiencias de esta naturaleza, como base para la toma de decisiones hacia el futuro en materia de políticas públicas, especialmente de educación. Finalmente, así como su elaboración ha sido un ejercicio colectivo y horizontal, pensado desde diversas realidades nacionales, regionales; desarrollado por una pluralidad de actores relacionados con la educación, también deja en evidencia la importancia que este tipo de cooperación horizontal tiene sobre el pensar educativo hacia el futuro.

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