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Con las noticias y el debate sobre el aumento de los menores de edad no acompañados de Centroamérica (El Salvador, Guatemala, y Honduras) a los Estados Unidos, surgió una discusión en torno a las causas y el origen de la crisis. Aunque la discusión se ha disminuido porque la crisis ya no es un problema político, hay que considerar dos problemas con respecto a la propuesta reciente de los gobiernos centroamericanos del Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte. Aunque el plan propone inversiones en infraestructura y energía, es importante tomar en cuenta algunos factores determinantes que han impulsado la migración y sus posibles soluciones inmediatas.
Algunos datos para tener en cuenta:
- 70% de los homicidios en los tres países ocurren en las ciudades de donde vienen los menores no acompañados, sobre todo en Honduras.
- El desarrollo humano en la mayoría de estos lugares se encuentra por debajo de la media nacional, que ya es muy bajo, sobre todo para Guatemala.
- En El Salvador y Honduras, los menores se originan en los mismos lugares de donde provienen el 57% de todos los migrantes (28% en Guatemala).
No es casualidad que las personas están migrando por el miedo y la falta de oportunidades. Hay una crisis, y no tiene que ver con la falta de centros de detención en los Estados Unidos, sino más bien con el mal rendimiento económico en Centroamérica. El modelo de crecimiento económico actual de la región es obsoleto y una causa parcial de esta crisis; por lo tanto, tiene que ser reconsiderado. Una economía que depende en gran medida de las exportaciones agrícolas está condenada a la pobreza y el atraso: Centroamérica solo ha crecido cuando los precios del café o de las bananas suben. La región tiene que pasar de ser una ‘economía desierta’ a una economía basada en el conocimiento.
Todavía no se le ha sacado provecho a la economía de la migración, que puede aportar un aspecto positivo a esta crisis. El flujo de remesas hacia los países centroamericanos aumenta la renta disponible y crea una fuerte capacidad de ahorro en los hogares familiares. Además, en los EE.UU. los migrantes consumen miles de millones de productos de sus países de origen, creando y nutriendo una cadena de valores que aumenta la productividad de la región. Esto se puede confirmar revisando el origen de los alimentos en los supermercados de los Estados Unidos.
De mi punto de vista, un enfoque en el desarrollo como respuesta al problema de los menores no acompañados debe incluir una estrategia de creación de activos basada en la colaboración entre los gobiernos nacionales y locales, el sector privado, la sociedad civil y la ayuda al desarrollo de los Estados Unidos. Tal estrategia debe centrarse en los municipios donde la migración se origina, además de enfocarse en la implementación de proyectos y la promoción de diálogo político a través de esfuerzos a nivel nacional, para que los gobiernos se tomen en serio la migración.
La estrategia de la creación de activos debe centrarse en:
- retención escolar,
- movilización de los ahorros a través de la inclusión financiera,
- inversión y espíritu emprendedor,
- formación de habilidades, y
- compromiso civil.
Como primer paso, es importante aumentar la retención escolar en aquellas comunidades donde la migración se origina. Específicamente, este esfuerzo debe incluir el establecimiento de programas de retención escolar en colaboración con las escuelas locales y otros actores (tales como las ONG especializadas en la educación, e instituciones bancarias que pagan las remesas y cuyos gerentes son respectados e influyentes en sus comunidades).
Tales programas deben: (i) aumentar el tiempo en las escuelas por 60 minutos al día a través de actividades extracurriculares; (ii) proporcionar refrigerios a los niños en la escuela; (iii) evaluar el rendimiento escolar de los estudiantes, y promover el conocimiento general sobre la importancia de estas pruebas para la sociedad; (iv) ofrecer clases de tutoría; (v) aumentar la participación de los padres a través de diversas formas, principalmente en medios electrónicos (uso de portales web, Skype, redes sociales, etc.) para aquellos padres que viven en el extranjero; (vi) motivar a los padres migrantes a invertir en la educación de su hijos a través de mecanismos como transferencias de dinero y plataformas de financiamiento; y (vii) aumentar la participación de la comunidad en las actividades escolares a través de foros de discusión sobre el rendimiento escolar.
La siguiente tabla muestra un ejemplo del impacto potencial de los programa de retención escolar, utilizando el caso de Honduras, donde el 50% de la matrícula escolar en todo el país se encuentra en los municipios donde los menores no acompañados se originan. Incluso si se implementaran los programas en sólo 40 escuelas en Honduras, esta estrategia podría servir a por lo menos 20.000 niños y tendría un efecto demostrativo en todo el país.
Dado que el modelo de crecimiento económico actual se basa en el trabajo agrícola poco calificado, o en una fuerza laboral que atiende mercados pequeños o economías de enclave (como el turismo y las maquilas), es fundamental el desarrollo de habilidades para una economía más competitiva. La comunidad internacional debe trabajar en conjunto con los gobiernos y las empresas de la región para fortalecer las capacidades empresariales de las pequeñas empresas, y para ampliar las capacidades de la fuerza laboral.
Esto debe incluir: (i) apoyo a las capacidades empresariales en las comunidades locales (integración de la cadena de valores, la adopción de modelos de negocio, procesos burocráticos más eficientes); (ii) ampliar el número de profesiones ofrecidas por las escuelas técnicas; (iii) aumentar el conocimiento sobre los mercados globales; (iv) establecer más escuelas de formación vocacional en las comunidades locales; (v) enseñar inglés como segunda lengua y conocimiento informático para una economía digital.
Junto con los esfuerzos para reducir la informalidad y aumentar la movilización del ahorro y el acceso al crédito, estas actividades ayudarán a los padres, las familias y los hogares de la comunidad a concentrarse en la educación como una herramienta para el desarrollo.
La estrategia propuesta no tiene un componente de “seguridad” en parte porque el nivel de inversión en la seguridad históricamente ha sido mucho mayor que en el desarrollo, y por eso es importante encontrar un equilibrio entre los dos. Sin embargo, mediante la retención de los niños en la escuela y la vigorización de la economía local con capital adicional, se mitigará el potencial de la exposición de la población a la delincuencia.
Para aprender más sobre la crisis de migrantes menores de edad, lea el siguiente reporte.