The Nationalism of Cristina Fernández de Kirchner
Argentine President Cristina Fernández has increased her appeals to nationalist sentiment to build domestic political support.
A Daily Publication of The Dialogue
La economía de Argentina en el 2018 inesperadamente vio el valor del peso caer y dificultades en el mercado financiero que obligaron al gobierno del presidente Mauricio Macri a buscar un préstamo, grande e impopular, con el Fondo Monetario Internacional, así marcando el comienzo de un período de austeridad fiscal y tasas de interés altísimas. ¿Qué sucedió? ¿Traerá el nuevo año aguas menos turbias para Argentina, o se enfrentará a nuevas sorpresas? ¿Cuáles son los pronósticos para los indicadores económicos del país en el 2019?
Joydeep Mukherji, especialista en calificaciones soberanas para América en S&P Global Ratings: “Este es el onceavo programa de Argentina con el Fondo Monetario Internacional desde los años 80, lo que refleja un legado de volatilidad económica y cambios bruscos en políticas económicas. El gobierno tuvo que buscar un programa con el FMI después de una implementación poco efectiva de políticas económicas que contribuyó a la fuga de capitales, una depreciación del peso y tasas de interés altas en agosto y septiembre. El programa del FMI ofrece financiación externa suficiente hasta después de las elecciones presidenciales en octubre del próximo año, aunque la presión política podría socavar su implementación. Pronosticamos que el PIB caerá 2.5 por ciento en el 2018 y casi 1 por ciento en el 2019, antes de crecer 2.5 por ciento en el 2020. El promedio de crecimiento anual del PIB per cápita fue negativo 0.7 por ciento durante el período 2012-2017. Pronosticamos que el déficit actual caerá hacia un 4.6 por ciento del PIB en el 2018, comparado con un registro de casi 5 por ciento el año pasado, impulsado por la depreciación del peso y la caída en la demanda interna. El impacto de la recesión y de la debilidad de la moneda, junto a una recuperación de las exportaciones agrícolas, deberían contribuir a la disminución del déficit externo hacia un 2 por ciento del PIB en el 2019. Pronosticamos la continuidad de políticas económicas que se consideran favorables al mercado que reduzcan la inflación, disminuyan el déficit fiscal y restauren el crecimiento del PIB después de las elecciones del próximo año. Aunque el FMI ha programado un total de $5,800 millones en desembolsos totales entre el 2020 y el 2021, asume que el estado va a haber recuperado el acceso a la financiación comercial externa después del 2019. La continuación de crecimiento económico dependerá en mantener acceso a financiación externa (de prestamistas oficiales hasta el 2019 y de prestamistas privados después de eso), dada la alta deuda del gobierno y el tamaño del mercado doméstico de capitales.”
Marina Dal Poggetto, economista y directora ejecutiva de Eco Go Consultores en Buenos Aires: “El segundo programa con el FMI fue exitoso en frenar el riesgo de espiral inflacionaria frente al salto no controlado del dólar. La ampliación y aceleración de los desembolsos y la combinación de un apretón monetario y fiscal consistente con el ‘doble cero’ postergaron las preguntas sobre el default y contribuyeron a estabilizar la corrida contra el peso. Sin embargo, el riesgo del país sigue en 700 puntos básicos, con la deuda que vence a partir de 2020 rindiendo el doble o más del 4,5 por ciento que rinde un bono que vence en 2019, reflejando una enorme incertidumbre política en un contexto donde el ajuste de shock gatillado por el mercado mejora los fundamentos de la economía, pero no alcanza para dar vuelta al ‘overweight’ de las carteras. El shock obligó a un ajuste agresivo en los desequilibrios gemelos (fiscal y externo) a costa de una profunda recesión que acota pero no evita el traslado a precios de la devaluación (en 2018 el PIB caería 2,8 por ciento y la inflación alcanzaría un 48 por ciento) y el programa financiero 2020 luce estresado sólo si el crédito sigue vedado para Argentina luego de casi dos años de cancelaciones netas con el mercado y una deuda con el FMI que vence a partir de 2022, obligando a quien tome las riendas a fines del próximo año a mantenerse dentro de un programa con el organismo. Con buena parte de la economía indexada, la posibilidad para bajar las expectativas de inflación en 2019 va a estar asociada fundamentalmente a la calma del dólar en un contexto de libre movilidad de capitales, frente a un mundo incierto y con la sociedad ‘aguantando’ la recesión mientras nos adentramos en un año electoral.”
Mario Rapoport, profesor emérito de economía de la Universidad de Buenos Aires: “El llamado del presidente Macri al FMI se debe a convicciones ideológicas y a un serio error estratégico. Creo que se han combinado ambas cosas. Ha desregulado totalmente las importaciones, perjudicando seriamente al sector industrial mientras mantenía la anulación o baja de las retenciones a los productos agrícolas, minerales y otros bienes primarios. El ajuste del FMI y el déficit cero ya habían comenzado antes. Liberalizó el comercio y perjudicó a la industria en momentos en que en el mundo comenzaban a imperar políticas proteccionistas. Su único objetivo era obtener inversiones extranjeras, pero sin ningún plan visible y haciendo menos atractivo el mercado interno argentino por la baja del PIB, el consumo y el empleo. Ahora solicita un ‘stand-by’ del FMI sólo para pagar un endeudamiento que él mismo creó, en parte basado en el bajo nivel del endeudamiento anterior y pensando en posibles refinanciamientos como en el pasado, pero el mundo cambió. No tuvo ningún plan productivo concreto en lo económico ni en lo político y volvió a la bicicleta financiera sin poder controlar el dólar mientras hundía el mercado interno con los tarifazos, los despidos y la inflación. El presupuesto interno vendrá de la recaudación de un país ahogado, salvo los sectores que el favoreció. Sueña con volver al pasado agroexportador del siglo 19. Pero eso ya pasó. La Argentina de antes tenía asegurado el mercado británico y algo del europeo, pero ahora está en la esfera hegemónica de Estados Unidos que no necesita nuestros productos. También ahogó la salida del Mercosur y América Latina, importante para colocar bienes manufacturados. Su famoso hipermercado mundial es una utopía con las actuales políticas proteccionistas. Además, está el más que posible cambio de gobierno y políticas. Creo que los que van a dormir más intranquilos son la Sra. Lagarde y la gran mayoría de los argentinos, sobre todo sabiendo que todas las intervenciones anteriores el FMI no resultaron o trajeron conflictos posteriores.”
Agustín Crivelli, economista y profesor de la Universidad de Buenos Aires: “Las perspectivas para el año 2019 distan de ser alentadoras para la economía argentina. Atravesando una gran crisis como resultado de una política de sobreendeudamiento sin precedentes, se descuenta que la deuda externa argentina entrará en cesación de pagos a más tardar en 2021. Seguramente durante el año próximo los inversores comenzarán a adelantarse a los hechos, desprendiéndose de papeles de deuda argentina, acelerando de esa forma la llegada del default. Sucede que para evitar la cesación de pagos el gobierno argentino requeriría niveles de renovación de las colocaciones de corto plazo por encima del 50 por ciento, un escenario que difícilmente se concrete en el contexto de una dinámica electoral en la cual las oportunidades del oficialismo se reducen día a día, al mismo vertiginoso ritmo al que avanza la crisis de la economía real. En este contexto, el escenario más probable al que asistiremos en 2019 es el de una marcada dolarización de carteras, tal como se desprende de la curva de rendimientos para el año próximo con tasas de bonos y letras que crecen aceleradamente a medida que se acercan a las elecciones. El acuerdo del gobierno argentino con el FMI significa una economía con vencimientos de deuda por encima de los $30.000 millones anuales a partir de 2021 y sin fuentes adicionales de financiamiento. Estamos claramente frente a un camino que se dirige nuevamente, y como en el año 2001 junto al Fondo Monetario Internacional, a una nueva cesación de pagos.”
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