El 28 de junio de 2022, el Diálogo Interamericano organizó el webinar “Low-Carbon Hydrogen in LAC – Prospects and Pathways (Hidrógeno bajo en carbono en LAC - Perspectivas y caminos)”. Este evento en línea buscaba explorar los planes del sector público y del sector privado para desarrollar la industria del hidrógeno en la región, enfocándose especialmente en las barreras para la producción, el uso y la comercialización de hidrógeno bajo en carbono, así como en las estrategias de cooperación internacional e intersectorial para acelerar la implementación de esta tecnología. Las palabras de apertura estuvieron a cargo de la Dra. Daniela Stevens, directora del Programa de Energía, Cambio Climático e Industrias Extractivas del Diálogo Interamericano, quien además moderó el evento.
El evento inició con la charla principal de Claudio Huepe Minoletti, ministro de energía de Chile. El ministro Huepe destacó los cuatros objetivos principales de la política energética de Chile: 1) asegurar una transición energética justa y sostenible; 2) reducir la vulnerabilidad y la pobreza energética; 3) descentralizar el sistema energético y diversificar las fuentes de energía; y 4) asegurar la seguridad energética del país. El hidrógeno desempeña un papel crucial en la consecución de estos objetivos de la política energética y, por ello, el Estado está impulsando el desarrollo de la industria a través de su estrategia de hidrógeno verde. Publicada en 2020, la estrategia tiene como objetivos reducir los costes de producción, desarrollar el mercado de la exportación y atraer flujos de inversión. Actualmente, el Gobierno está elaborando una hoja de ruta para definir las acciones específicas que deben adoptarse para alcanzar los objetivos de la estrategia.
Con su hoja de ruta, Chile aspira a integrar la producción de hidrógeno verde con el desarrollo industrial en todo el país, fomentando al mismo tiempo la inversión privada y la sostenibilidad ambiental, social y económica. Para lograrlo, el Estado está asumiendo un papel más activo en la cadena de valor del hidrógeno mediante el impulso de la demanda interna, la exploración de rutas comerciales internacionales y la adecuación del marco regulatorio. Durante los próximos años, el Estado deberá aparecer como un actor clave en el desarrollo del hidrógeno, colaborando estrechamente con el sector privado para alcanzar los objetivos nacionales de descarbonización, mitigar riesgos de inversión, identificar oportunidades de expansión y priorizar áreas de trabajo para acelerar la introducción del hidrógeno verde.
Tras la conferencia inaugural, tres líderes del sector privado en materia de hidrógeno en la región participaron en un panel de discusión sobre el potencial del hidrógeno bajo en carbono en América Latina y la manera de aprovecharlo. Al respecto, Hans Kulenkampff, director para América Latina de la firma de consultoría energética Hinicio, mencionó que la mayor parte de la región tiene un potencial considerable para producir hidrógeno debido a la vasta dotación de fuentes de energía primaria como el gas natural, las energías renovables y la biomasa. En específico, resaltó el caso de Magallanes y Antofagasta en Chile, La Guajira en Colombia, Pecém en Brazil, el sur de Argentina y el norte de México en tanto áreas con una gran capacidad instalada renovable que podría apalancar la producción de hidrógeno verde. Reconociendo este potencial, aparte de las estrategias publicadas por Chile, Colombia y Uruguay, países como Costa Rica, Panamá, Peru, Ecuador y Argentinaestán desarrollando sus propios planes de hidrógeno verde. Sin embargo, Kulenkampff hizo un llamado a no considerar el hidrógeno como la bala de plata que solucionará todos los problemas de la descarbonización del sistema energético de un país y que siempre será la mejor opción disponible. Por el contrario, debe entenderse en primer lugar como una materia prima descarbonizada para la producción de químicos como amoníaco, y en segundo lugar como una alternativa para sectores como industria pesada que son difícil de descarbonizar a través de modalidades más eficientes como la electrificación.
A pesar de sus usos específicos, Luis Sarrás, director general de hidrógeno verde de AES Corporation, explicó que en economías estancadas o en crisis, el hidrógeno verde podría aumentar la generación de conocimientos nuevos así como la formación de capital humano, nuevas industrias y crecimiento económico para las comunidades locales. Sarrás subrayó que todas las partes pueden beneficiarse del desarrollo del hidrógeno verde, por lo que la colaboración y el diálogo abiertos, más que la competencia, son fundamentales para el desarrollo de la industria (sobre todo en esta fase inicial). A la hora de enfrentarse a retos como la instauración de nuevas regulaciones, la formación de capital humano, los problemas de conexión a la red, la disponibilidad y gestión del suelo o la aprobación de licencias sociales y ambientales, resulta entonces indispensable la colaboración entre las comunidades locales, el Estado y el sector privado. Por último, Sarrás enfatizó que es importante avanzar en los primeros proyectos de hidrógeno verde en la región para generar experiencia con esta tecnología novedosa e identificar mejor barreras como las anteriormente mencionadas.
Mansur Zhakupov, vicepresidente de hidrógeno de TotalEnergies SE, coincidió con Sarrás y explicó que actualmente la empresa utiliza el hidrógeno para diversas aplicaciones a lo largo de su cadena de producción, si bien en América Latina su interés radica en la producción y exportación en masa de hidrógeno bajo en carbono. Zhakupov señaló que es necesario superar otras barreras para promover un modelo de negocio que facilite tanto la exportación como el consumo interno de este vector energético en América Latina. Destacó que la región puede aprender de otros lugares más avanzados en materia regulatoria (como la Unión Europea), especialmente para impulsar la demanda interna a través de incentivos como un impuesto al carbono elevado o mandatos de consumo de hidrógeno para distintos sectores. De ese modo, los gobiernos desempeñan un papel fundamental a la hora de proveer los incentivos correctos para incrementar el consumo y fomentar el desarrollo de proyectos de hidrógeno, así como para facilitar el acceso a la tecnología y equipamiento con el fin de conectar la producción interna con la demanda internacional en los centros globales de consumo de hidrógeno.
Otras dos consideraciones clave que surgieron en el debate hicieron referencia a la importancia de los estándares nacionales e internacionales para la huella de carbono del hidrógeno (en contraposición a la categorización por "color") y el rol de los gobiernos tanto para alcanzar acuerdos comerciales con las fuentes de demanda internacional como para ayudar a desarrollar centros de demanda nacional en industrias clave con una amplia presencia estatal (como la minería en Chile). Los panelistas también hicieron hincapié en garantizar el acceso a insumos tecnológicos esenciales, compartir infraestructuras (como los gasoductos existentes) para reducir los riesgos y colmar los vacíos normativos –incluyendo aquellos relacionados con el transporte, el almacenamiento y la comercialización– como pasos importantes a seguir. En última instancia, los panelistas coincidieron en que, aunque el hidrógeno tiene un gran potencial en América Latina, lo siguiente es esencial para que la industria crezca: 1) aumentar las asociaciones público-privadas; 2) impulsar la demanda interna; 3) mejorar las regulaciones; 4) acortar los plazos de los proyectos; y 5) hacer todo esto con premura, dado el papel crítico del hidrógeno para alcanzar la descarbonización plena de la economía.
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