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Ed Koch, alcalde de Nueva York en los años ochenta, solía preguntar a los residentes de la ciudad: “¿Qué tal lo estoy haciendo?” Una pregunta como esa jamás se le ocurriría a Donald Trump, otro neoyorquino, quien ahora ocupa la Casa Blanca. Según él, su paso por la presidencia ha sido perfecto.
En marzo pasado, cuando le pidieron que calificara su presidencia en una escala del uno al diez, sin pensarlo dos veces respondió: “¡Diez!” Día tras día, en sus conferencias de prensa, el presidente presume estar haciendo un manejo estelar de la pandemia del coronavirus.
Lo chocante es que la autopromoción y autocelebración de Trump se da en medio de una crisis económica y sanitaria devastadora. En dos meses, el coronavirus se ha cobrado la vida de más de casi 70 mil personas en Estados Unidos, con lo cual esta epidemia sobrepasa ya la cifra de 58 mil estadounidenses que perdieron la vida durante las dos décadas que duró la guerra de Vietnam.
Más de 30 millones de trabajadores han aplicado ya para el seguro por desempleo y las plazas de trabajo perdidas en los últimos dos meses exceden ya todos los nuevos empleos creados desde la recesión 2008-2009. Muchos otros países presentan estadísticas igualmente alarmantes.
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