El desafío de la seguridad para las democracias en América Latina

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Inter-American Dialogue

La inseguridad ciudadana y las economías ilegales son un grave problema en América Latina y el Caribe (LAC) y la población exige respuestas urgentes. Esto ha dado lugar a la adopción de políticas de mano dura que han reducido los niveles de violencia, pero a un alto costo para el Estado de derecho y los derechos humanos. Es necesario desarrollar y publicitar alternativas que sean tanto efectivas como democráticas. Este fue el foco del evento organizado por el Programa sobre Estado de derecho del Diálogo Interamericano, IDEA Internacional y Ágora en la Universidad Católica del Uruguay (UCU).

LAC es una de las regiones más violentas del mundo. “Un tercio de los homicidios dolosos en el mundo suceden en América Latina y 39 de las 50 ciudades más violentas del mundo están en LAC”, señaló Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA Internacional. Esto ha dado lugar a que la población en la región se encuentre dispuesta a sacrificar el Estado de derecho por una solución al problema de inseguridad ciudadana, como es el caso de El Salvador. A pesar de esto, Casas-Zamora mencionó que en LAC sí hay experiencias exitosas de reducción de violencia que no han ido en contra de las reglas democráticas y el Estado de derecho, como son los casos de Bogotá y São Paulo que incluyeron reformas policiales, el uso intensivo de datos, la mejora de la relación entre policía y comunidad, inversión social abundante, así como recuperación territorial. “Aunque las soluciones sostenibles a la inseguridad ciudadana solo se ganan con inversiones de largo plazo, hay que proponer soluciones que también empiecen a dar resultados visibles en el corto plazo”, agregó.

La seguridad en la región se ha visto comprometida sobre todo por la expansión del narcotráfico, así como las economías ilegales. Juan Pablo Luna, profesor titular de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica de Chile y miembro de Ágora, señaló que diferentes modelos que se han implementado en la región para atacar estos problemas, como la mano dura de Bukele, la gestión política-policial de Rosario en Argentina, y la liberalización de drogas en Uruguay, no son sostenibles. Con relación al primero, agregó que “en aquellos casos donde se ha aplicado la mano dura, como en México y Brasil, lo que se ha visto es una irrupción y una espiral de escalamiento de violencia luego de la adopción de estas medidas, así como el aumento de la corrupción”.

A pesar de la popularidad del modelo de mano dura en la región, la posibilidad de replicarlo depende de varios factores. Tamara Taraciuk Broner, directora del Programa sobre Estado de derecho del Diálogo Interamericano, señaló que se deben considerar: el contexto en el que se adoptaron las medidas y la estrategia de comunicación detrás de ese modelo. “Bukele pudo hacer lo que hizo en materia de seguridad porque antes se llevó puesta las instituciones democráticas en El Salvador”, agregó. Asimismo, Taraciuk Broner mencionó que el modelo de Bukele lleva consigo una inversión enorme en comunicación. “Bukele no solo que tiene los resultados de reducción de violencia, sino que los sabe comunicar dentro y fuera del país”, enfatizó. 

Finalmente, la situación de inseguridad en la región también trae consigo desafíos importantes para los procesos electorales. “El primer desafío es la penetración por parte de los actores de las economías ilegales en la política, el segundo está vinculado con el financiamiento ilegal de la política, lo que distorsiona la competencia de las elecciones y abre el riesgo de cooptación del Estado, y el tercero es la violencia enfocada en candidaturas en tiempo de campañas como en México, Colombia y Ecuador”, enfatizó Marcela Ríos Tobar, directora para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional.

Vea la grabación del evento aquí: