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Q: El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo recientemente que pedirá a los miembros de la mayoría legislativa de su partido aprobar una enmienda constitucional que permitiría la reelección indefinida para todos los políticos en el país. Correa, cuyo mandato expira en 2017, no ha dicho si él buscaría la reelección. ¿Es probable que se apruebe la enmienda constitucional? ¿Qué hay detrás de la decisión de Correa para impulsar este cambio ahora? ¿Son los límites del término constitucional una práctica buena o mala?

A: Felipe Burbano de Lara, coordinador del Departamento de Estudios Políticos de FLACSO Ecuador y columnista de Diario Hoy: «El movimiento Alianza País hizo una jugada riesgosa, que expresa su propia debilidad como organización: apostar a la continuidad del liderazgo de Rafael Correa como condición de su proyecto político. El planteamiento de reformar la Constitución para permitir una relección indefinida de las autoridades de elección popular hace una gran confesión: detrás del liderazgo de Correa hay muy poco—organización, otros liderazgos—que pueda sostener el proyecto político—si aún se lo puede llamar así—de la llamada revolución ciudadana. Las alarmas sonaron el 23 de febrero cuando Alianza País perdió las elecciones locales en 21 de las 23 capitales provinciales, incluidas ciudades grandes donde tenía enorme arrastre popular. El propio presidente hizo un diagnóstico lapidario de su movimiento: Alianza País—dijo—es una ficción. A partir de ese momento, empezó a rondar el fantasma de la reelección, hasta que el 24 de mayo último, en su informe a la nación, Correa anunció que se planteará la reforma constitucional. Para justificar la manipulación de las reglas del juego político, la revolución ha puesto a rodar un nuevo cliché: hay que evitar—dicen en coro—el peligro de una restauración conservadora que ponga en peligro los avances de siete años de revolución. La relección indefinida resulta una confesión de la naturaleza caudillista de la revolución ciudadana: la fuente de legitimidad del proceso gira alrededor del liderazgo carismático de Correa y del permanente activismo estatal. La trayectoria de Alianza País está marcada por esta huella de nacimiento. Y en siete años, lejos de atenuarse, se ha ido profundizando.»

A: Patricia de la Torre A., socióloga localizada en Quito: «Es posible una aprobación de la enmienda constitucional porque existe mayoría legislativa en el bloque de Alianza País. El presidente Correa ha instaurado desde el año 2007 cambios radicales en el país con una agenda social cuyos indicadores son positivos. El manejo de la crisis nacional en medio de la recesión europea y norteamericana es satisfactorio. Así comprueban el PNUD y la CEPAL. Esto se ha construido en medio de un clima de estabilidad económica, social y política. La profunda reforma educativa y el cambio de la matriz productiva son los proyectos medulares del gobierno, con un modelo de estado de corte neokeynesiano basado en el socialismo del ‘Buen Vivir,’ que privilegia el ser humano sobre el capital y la gestión pública regulando la privada. Estos resultados se empezarán a constatar a partir del año 2017. Por ello necesita más tiempo para que los cambios sean irreversibles, en el estado, la gestión administrativa y la mentalidad de los ciudadanos. Hay que señalar que se está modificando paralelamente la cultura política y ciudadana. En la actualidad, se observa una reconstitución del antiguo conservadurismo, la derecha, con el rostro de nuevos jóvenes políticos. Esta tendencia privilegiaría la gestión privada sobre la pública y provocaría que aborte este proceso en poco tiempo. El Ecuador es un país tradicionalmente con una mentalidad reformista y si bien existen cartas constitucionales, muchas veces estas sirven como pactos simbólicos y hojas de ruta. Por ello, hasta la actualidad existen 20 cartas constitucionales.»

A: César Montúfar, presidente del Movimiento Concertación y profesor del Área de Estudios Sociales y Globales en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador: «La propuesta de enmienda constitucional propuesta por Alianza País puede tener una lectura institucional y política. En lo institucional, significaría una seria alteración del carácter del estado democrático al intentar eliminar las condiciones para la alternancia política, uno de los elementos constitutivos del sistema democrático. Rafael Correa ha sido ya elegido tres veces como presidente de la República. Con esta enmienda busca perpetuarse en el poder y consolidar así el esquema de concentración total del poder del que ya goza y que se expresa en su evidente control de la justicia, de los organismos de control y transparencia y de la autoridad electoral. En lo político, la enmienda es una respuesta a la derrota electoral que sufrió el oficialismo en las elecciones locales de febrero de este año. En ellas se demostró que Alianza País carece de figuras que puedan sustituir al presidente Correa. Puesto que el presidente se encuentra en su último mandato (la Constitución solo permite una reelección), el oficialismo no tiene otra salida que promover la reelección presidencial con el fin de asegurar su permanencia en el poder en las elecciones de 2017. Si la enmienda a se queda en la Asamblea Nacional, en la que el oficialismo controla los dos tercios, es seguro que esta sea aprobada. El reto de los sectores de oposición es forzar una consulta popular, la misma que lleve a los ciudadanos la decisión sobre el tema. En este segundo escenario, el resultado sería incierto pero ciertamente se deslegitimaría la pretensión reeleccionista del presidente.»

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