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En los últimos 15 años, la situación educativa en América Latina ha tenido un progreso mixto. Aunque la región ha logrado avances importantes en la matriculación de niños y jóvenes, los niveles de aprendizaje continúan siendo extremadamente bajos. Más años de educación no se están reflejando en mayores conocimientos y habilidades. Este documento ofrece un breve panorama de la situación.
América Latina ha expandido la cobertura educativa, particularmente a nivel de preprimaria. Entre 1999 y 2012, el porcentaje de niños matriculados en este ciclo—medido por la tasa bruta de matriculación (TBM)—creció de 54% a 74%. Entre los países con más crecimiento en la tasa de matrícula están Guatemala, El Salvador, Venezuela y Costa Rica. En estos países, menos de la mitad de los niños acudía a centros de enseñanza preescolar en 1999, pero en 2012 el porcentaje sobrepasó el 60%.
En primaria también ha habido avances. La tasa neta ajustada de escolarización creció de 87% en 1990 a 93% en 1999. Desde entonces, ha crecido un punto porcentual adicional—a 94% en el año 2012. Esta desaceleración en el progreso hacia la universalización educativa es una tendencia que América Latina comparte con otras regiones del mundo, y puede corresponder a la dificultad dealcanzar a los sectores más marginados de la sociedad.
La cobertura en secundaria también ha aumentado. La tasa neta de matriculación en este nivel creció de 59% en 1999 a 73% en 2012. Además, la gran mayoría de los países tiene altas tasas de transición escolar entre primaria y secundaria; es más, solamente 4 de los 27 países con información disponible tenían una tasa de transición menor a 90% en el año 2010, siendo el promedio 93%.
A pesar de los avances en acceso y cobertura, los estudiantes no están aprendiendo a niveles aceptables. Los resultados más recientes de las pruebas PISA y TERCE muestran fuertes deficiencias en matemáticas, lenguaje y ciencia. Sin mejoras significativas en los niveles de aprendizaje, los crecientes niveles de escolaridad difícilmente se traducirán en las mejoras en calidad de vida a las que aspiran los ciudadanos latinoamericanos—y muy probablemente serán una fuente más de frustración en lugar de una de progreso.