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Los países del «Triángulo Norte» de Centroamérica -El Salvador, Guatemala y Honduras- ya están sufriendo los efectos del cambio climático, enfrentándose a sequías e inundaciones que amenazan la seguridad alimentaria. foa seguridad alimentaria e hídrica y las tormentas catastróficas que ponen en peligro la seguridad, la salud y los medios de subsistencia. Enese impactots agravar una serie de otros factores conducir migración masiva dentro y desde el regiónincluso a Estados Unidos.
Se calcula que más de dos millones de personas han abandonado El Salvador, Guatemala y Honduras desde 2014, muchas de ellas huyendo de la violencia. la violencia y las dificultades económicas,
y cl cambio climático aumenta la vulnerabilidad a estos problemas, al tiempo que amplifica consecuencias de sistémicas sistémicos
como a la falta de educación y de oportunidades de empleo, la mala gestión del agua y la desigualdad y la marginación. Estos factores a su vez dificultan la capacidad de los países del Triángulo Norte y las comunidades para adaptarse al cambio climático.

Este informe es el último de una serie de tres basados en las aportaciones del Grupo de Trabajo sobre Cambio Climático en el Triángulo Norte del Diálogo Interamericano, que incluye a un grupo diverso de representantes del Triángulo Norte, desde representantes de organizaciones ecologistas, comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes, y activistas juveniles, hasta destacados ex funcionarios gubernamentales, líderes empresariales y expertos técnicos. El informe

analiza los principales retos para que los proyectos de adaptación al clima sean más eficaces y sostenibles en la región y esboza recomendaciones para la ayuda estadounidense en cuatro áreas clave: compromiso con la sociedad civil, apoyo a la programación educativa y acceso a la información climática, fortalecimiento de gobiernos subnacionales planificación de la adaptacióny asociaciones con el sector privado. Una gran variedad de socios potenciales de la región están avanzando para mejorar la resistencia de sus países y comunidades a los impactos climáticos, y desde muchos ángulos diferentes. Sin embargo, se enfrentan a un contexto regional desafiante y a barreras formidables, como se ha citado anteriormente y se amplía en el informe, que la ayuda y la colaboración estadounidenses pueden ayudar a superar.

El informe complementa las recomendaciones del informe anterior de la serie, sobre temas como la agricultura, el agua, la energía y las finanzas, con recomendaciones estratégicas para que la ayuda estadounidense fomente una adaptación eficaz y sostenible, especialmente mediante la capacitación del liderazgo local:

• Garantizar que los proyectos de adaptación al clima cuenten con la participación de la comunidad y reflejen las necesidades locales
• Invierte en divulgación y aumenta la accesibilidad de las oportunidades de financiación para la adaptación al clima, especialmente en las regiones vulnerables
• Desarrollar la capacidad administrativa de las organizaciones de la sociedad civil, en particular de las dirigidas por pueblos indígenas, mujeres y jóvenes o que defienden sus intereses, y subsanar entretanto las carencias de capacidad.
• Reforzar la tenencia de la tierra, especialmente para los grupos indígenas
• Establecer incubadoras para reforzar las organizaciones y redes juveniles sobre el clima para conectarlas entre sí y con la sociedad civil en general.
• Integrar la adaptación al cambio climático en todos los niveles educativos y mejorar el acceso y la alfabetización en información climática
• Aumentar tanto la oferta como la demanda de profesionales formados en campos relacionados con la adaptación
• Apoyar la planificación subnacional de la adaptación al cambio climático basada en las prioridades locales
• Fomentar las asociaciones del sector privado y las pequeñas y medianas empresas para apoyar la sostenibilidad financiera de los esfuerzos de adaptación e integrar la adaptación en las economías locales.
• Apoyar la creación de alianzas intersectoriales orientadas a la adaptación

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