Las primarias fueron un ejercicio profundamente democrático que muestra que el pueblo venezolano, si tiene la opción de votar, elige expresarse pacíficamente. Para quienes se aferran al poder, en un contexto de baja popularidad del gobierno de Maduro, eso puede dar mucho miedo. No es casual que la respuesta haya sido ir penalmente contra quienes organizaron las primarias o usar el Tribunal Supremo, que no es independiente, para intentar revertir los resultados. [Se trata de] una forma maquiavélica de cambiar el eje de la discusión: que no se hable más de las inhabilitaciones, sino del resultado de las primarias.