La elección de Arévalo demuestra que desafiar el status quo no necesariamente significa patear el tablero democrático. A pesar de tener todas las condiciones en contra […] llegó a una segunda vuelta donde se le permitió al pueblo guatemalteco movilizarse y votar, no en contra de alguien o por el menos malo, sino por alguien que los motivaba con una agenda anticorrupción y de fortalecimiento de la democracia.