La oposición venezolana, sin una senda democrática hacia el poder en su propio país, lleva años pidiendo ayuda a la comunidad internacional. Y esta incluye a Estados Unidos, ya sea bajo Trump, Obama o Bush. Pero estas sanciones [contra el vicepresidente de Maduro] son más una reacción al deterioro democrático y de derechos humanos en el país que el producto de una estrategia de lobby bien pensada por la oposición.