El enigma siempre ha sido que, si bien Trump mostró una debilidad por otras figuras autoritarias en el mundo, era anti-Maduro. La explicación parecía ser la política de Florida y especialmente las comunidades de la diáspora cubana y venezolana. Pero Trump claramente no puede evitarlo. Como muestran el relato de Bolton y la reciente entrevista de Trump, el presidente admira a líderes fuertes y duros como Maduro.