Es improbable que un fracaso a la hora de sellar un acuerdo cambie fundamentalmente las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos, pero podría alentar sospechas en Wall Street y en Washington de que no hay mucha diferencia entre el presidente Fernández y su vicepresidenta, la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner. Claramente si no se llega a un acuerdo, las perspectivas de cualquier inversión estadounidense en Argentina van a quedar reducidas.