[El informe de Michelle Bachelet] es muy serio, objetivo y equilibrado, y cumple una función fundamental con respecto a la situación tan grave y dramática de los derechos humanos en Venezuela. Hay que interpretar[lo] en [un] contexto político más amplio. Felizmente, Bachelet, por experiencia propia y trayectoria profesional y política, goza de enorme credibilidad sobre el tratamiento de los derechos humanos en Venezuela.