[Las autoridades chinas] tenían ciertas esperanzas de que, sea a través de consultas con el Gobierno venezolano o bien mediante la financiación de producción petrolera, podrían ayudar a resolver la situación en el país o al menos mantener el statu quo. Sin embargo, no ha sido el caso. Desde 2016 y especialmente 2017, se han dado cuenta de que la mejor opción es simplemente esperar y ver cómo se resuelve la situación.