Lo curioso es que Bukele toma estas medidas (la aparición de Bukele en el Congreso rodeado de militares armados) a pesar de que está claro que, con un índice de aprobación de casi 90%, iba a lograr, más temprano que tarde, la aprobación de los fondos. Sus acciones perjudican a El Salvador que, pese a todo, desde 1992 se ha aferrado a los procesos democráticos.