El experimento de la CICIG funcionó porque tenía el respaldo financiero y político de EE.UU., y se tambaleó cuando Washington dejó de protegerlo. Trump claramente tenía otras exigencias: frenar la migración centroamericana, trasladar la embajada de Guatemala en Israel a Jerusalén, unirse a la condena a Nicolás Maduro y Daniel Ortega, y ahora el tratado del ‘país seguro y protegido’.