Trump es en gran medida indiferente a América Latina y ve a Venezuela como un problema para otros gobiernos latinoamericanos. EE.UU. y América Latina se han ido distanciando desde inicios del siglo XXI. América Latina se ha vuelto más asertiva e independiente, ha diversificado sus relaciones globales (particularmente con China), mientras que EE.UU., dejando a un lado los lazos económicos, ha reducido drásticamente su participación en los asuntos sudamericanos.