La mayoría de los economistas se oponen fuertemente argumentando que se volverán en contra de EE.UU. Primero porque elevará el precio de las importaciones a consumidores y productores estadounidenses que utilizan el acero y el aluminio para manufacturar. Segundo porque muchos de los otros países pondrán sanciones equivalentes a las importaciones estadounidenses. Tercero, porque los aranceles despiertan incertidumbre sobre la agenda comercial de Trump, y eso puede desencadenar nueva presión inflacionaria en Estados Unidos. A los inversores extranjeros y los líderes económicos les preocupa que los nuevos aranceles y otras políticas comerciales de Trump puedan enfriar la confianza económica global y el crecimiento.