Almagro merece ese galardón. Mantiene una posición agresiva hacia Venezuela y no hay figura pública importante que se haya pronunciado de forma más abierta y más dura hacia aquel país que él. Aceptando el premio Oswaldo Payá, Almagro rinde tributo a uno de los más creativos e inspiradores demócratas de Cuba y honra su trabajo para promover las elecciones libres en la isla.