Los períodos de instalación son momentos con altas tasas de aprobación, que facilitan la cooperación con el Congreso y la capacidad para pasar leyes e implementar cambios. Las lunas de miel, históricamente, han permitido a los presidentes conseguir muchos de sus objetivos en los primeros meses en el cargo. Se han vuelto cada vez más cortas, lo que ha contribuido al bloqueo gubernamental y a la incapacidad de que las cosas se consigan. Esto, a su vez, exacerba la creencia del público de que la democracia no funciona…Uno de los impactos de la polarización tóxica que vivimos hoy es que hay menos ‘apoyo cruzado’ hacia los nuevos presidentes. La polarización alimenta la disfunción, y una consecuencia es que los seguidores de partidos o movimientos de oposición están mucho menos dispuestos a apoyar a un nuevo presidente de lo que estaban en el pasado.