Por Eric Hanushek
La importancia del crecimiento económico para el bienestar económico de los países es ampliamente reconocida en toda América Latina, pero la historia de largo plazo del desarrollo de la región ha sido casi uniformemente decepcionante. Adicionalmente, mientras que las causas de este crecimiento retrasado han sido objeto de disputa entre varios economistas que apuntan a factores como la inestabilidad política, las políticas de comercio internacional, la inestabilidad monetaria, y similares, el reciente análisis de Ludger Woessmann y mi persona sugiere una explicación muy sencilla. La calidad de las escuelas de la región no está a la altura de la del mundo y está frenando el crecimiento potencial.
Nuestro análisis busca entender qué factores determinan las diferencias en las tasas de crecimiento a lo largo del mundo, y concluye con una respuesta simple: el crecimiento a largo plazo está estrechamente relacionado con el capital humano de la población, medido por los puntajes obtenidos en las pruebas internacionales en matemáticas y ciencias. En este aspecto, a las naciones de América Latina les ha ido muy mal en comparación con otras regiones, a excepción de África subsahariana.
Esto se puede ver fácilmente en la figura adjunta. La figura compara los puntajes obtenidos en las pruebas internacionales (PISA y TIMSS) con las tasas de crecimiento del PIB per cápita entre 1960 y 2000 después de hacer ajustes por el nivel inicial del PIB (es común controlar por el nivel de ingresos inicial de una nación debido a que los que comienzan después simplemente copian lo que hacen los otros, en lugar de inventar maneras nuevas de hacer las cosas. Este ajuste explica por qué la leyenda de la gráfica dice tasas “condicionales” de crecimiento y resultados “condicionados” de las pruebas). Lo notable es que todas las regiones se ubican, casi a la perfección, en una línea recta.
América Latina siempre ha tenido un alto nivel de años de escolaridad. En el año 2001 el nivel de escolaridad esperado en América Latina fue de 13 años, frente a 7,1 en el África subsahariana y el 9,5 en los países en desarrollo. No obstante, los años de escolaridad no se han traducido a su vez en aprendizaje, y los países de América Latina se han desempeñado consistentemente en o cerca de la parte inferior de los rankings mundiales de las pruebas internacionales. Recientemente, Chile y Brasil han comenzado a ponerse al día con el mundo más desarrollado, pero hay un largo trecho por recorrer para todos los países de América Latina.
Sencillamente, mi punto es que el crecimiento es altamente dependiente de la calidad de la mano de obra, la cual a su vez depende de los altos niveles de habilidades cognitivas desarrolladas en las escuelas. El desafío de América Latina es mejorar a las escuelas para ser competitivas mundialmente.
El autor es Fellow Sénior en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford y miembro de la Fuerza Especial Koret en Educación Primaria.
Imagenes son del Nahmias Technology Group y el Instituto Hoover.