A. Introducción
El siguiente informe es un estudio de mercado sobre productos financieros en Guatemala, con un enfoque en el sector rural, en ocho departamentos. El informe ofrece una perspectiva macroeconómica del país y su relación con el financiamiento, acompañado con un diagnóstico del estado de la oferta y demanda se servicios y productos financieros en Guatemala. Además, el informe incluye varias recomendaciones sobre cómo aumentar el acceso en particular a poblaciones económicamente vulnerables: principalmente mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y receptores de remesas.
El estudio está basado en la utilización de varias herramientas de investigación que incluye análisis macroeconómico, estadístico, encuestas, investigación de campo y entrevistas cualitativas sobre el mercado de productos y servicios financieros en los departamentos de Huehuetenango; Quetzaltenango; Alta Verapáz; Quiché; San Marcos; Baja Verapáz; Totonicapán; y Guatemala — para más información ver el apéndice de las notas metodológicas.
La relación entre finanzas y desarrollo estriba en la forma en cómo las primeras inciden sobre la creación de activos, fijos o líquidos financieros, y en lo agregado, aumentan el ingreso nacional de un país. El acceso a finanzas por parte de la población es una condición necesaria para facilitar el crecimiento económico, pero la forma equitativa o incluyente, y de calidad de financiamiento también tiene un mayor efecto sobre un mejor ingreso del país y de las personas.
En este sentido este estudio comparte la urgencia de aumentar el acceso y la inclusión financiera en un país como Guatemala ya que esta requiere de cierta atención a como los datos de este estudio lo muestra.
Principales hallazgos del estudio:
- El crecimiento económico del país es estable, con indicadores relativamente sólidos;
- El crecimiento no compensa debilidades estructurales de dos tipos, baja productividad en sectores agrícolas y desigualdad socioeconómica fuerte;
- La cartera de crédito en el país es altamente orientada hacia la capital del país a pesar de tener menos de un tercio de su fuerza laboral en esa zona;
- El país muestra altas tasas de interés y bajo crédito en sector rural;
- La población tiene cierto acceso al sistema financiero, sin embargo, sectores más vulnerables como jóvenes, poblaciones indígenas, personas del sector rural y mujeres tienden a exhibir tasas de acceso menor que el promedio;
- Las personas que ahorran son menos de la mitad, y en general cuando lo hacen, solo un tercio usa el sistema formal financiero;
- El crédito por lo general es limitado, no más del diez por ciento de los encuestados tiene demanda de un tipo de crédito, y 60 por ciento dicen no haber obtenido ningún tipo;
- En términos de aquellas personas que cuentan con un seguro, el porcentaje es del 20 por ciento;
- De igual forma, el uso de productos financieros de naturaleza digital o electrónica es del 23 por ciento;
- También el estudio señala que las percepciones de las personas sobre no tener cuentas, cómo ahorrar, muestran sustancialmente un reto de conocimiento de finanzas—educación financiera.
- El estudio señala que los cuatro grupos bajo análisis: mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y receptores de remesas exhiben indicadores por debajo del promedio, y muestran índices de vulnerabilidad económica alto;
- El estudio también utilizó el método de investigación de campo en 61 agencias financieras para indagar la calidad de la oferta, y entre otros hallazgos identificó disparidades en los cobros por uso de productos, en las tasas de interés de crédito y ahorro, por lo general desfavorables al sector rural;
- Finalmente, el trabajo identifica cinco recomendaciones claves, desde trabajar con la comisión de inclusión financiera en fijar metas de inclusión, hasta desarrollar estrategias de educación financiera, nivelar el acceso al crédito a grupos vulnerables, acelerar la digitalización.
- Este trabajo se realizó con financiamiento del pueblo de Estados Unidos.
B. Acceso al sector financiero e inclusión
El acceso al sector financiero, a sus servicios y productos es una pieza clave del crecimiento económico y la mejor calidad de vida de una sociedad—es un factor que se ubica en la intersección entre la macro y microeconomía de un país.
En particular, la creación de riqueza económica está directamente entrelazada con el acceso financiero (el cual es un factor que eleva la capacidad de multiplicar el ingreso para aumentar producción).
Específicamente, el acceso a recursos financieros proporciona los medios para fortalecer o mejorar la base material de una persona y/o sociedad, movilizando activos (líquidos y fijos) existentes para generar nuevos recursos y riqueza, incluyendo inversiones en mejor educación, salud, bienes raíces y negocios.[1]
En general, sea a nivel macro o micro, una base financiera sólida brinda oportunidades para generar riqueza y, por lo tanto, promover el desarrollo. La oportunidad económica mejora cuando el stock de capital adecuado muestra una fuerte ratio de capital-producción necesario para generar riqueza adicional.
Las investigaciones y análisis han demostrado que las ratios más bajas entre efectivo y depósitos, por un lado, y las ratios más altas entre depósitos y PIB están relacionados con niveles más altos de PIB per cápita.[2] Es decir, la razón entre capital y producción es mayor, ésta aumenta el crecimiento económico.
Para llegar a esa razón, esos recursos son más eficientes cuando se ponen a disponibilidad para captar ahorro, movilizar crédito e inversión en las economías locales, y son distribuidos eficientemente cuando se hacen de manera universalmente accesible y asequible para quien quiera ampliar sus capacidades materiales.
Es decir, una economía crecerá más cuando el universo de los negocios como el de las personas físicas tienen acceso equitativo al sector financiero.
En este marco, es importante distinguir entre los términos inclusión financiera y acceso al sistema financiero.
La inclusión financiera es un concepto relacionado al acceso, y se define como: “el proceso de garantizar el acceso a servicios financieros… cuando los necesiten los grupos vulnerables, como los sectores más débiles y los grupos de bajos ingresos, a un costo asequible.”[3]
El acceso financiero, por otro lado, es la conexión de los clientes con instituciones y herramientas financieras formales que satisfacen sus necesidades financieras. La diferencia entre la inclusión y el acceso es ‘existencial’ ya que estriba en que la inclusión integra y a la vez crea condiciones para apropiarse del entorno financiero.
Mientras tanto el acceso financiero es un factor instrumental para hacer uso de los servicios.
El acceso financiero es una condición mediante la cual las personas pueden disfrutar de servicios sin restricciones sustanciales. Como muestran Peachey y Roe, un mayor acceso financiero aumenta y fortalece la salud del sistema financiero y la economía al hacer que el sistema sea más competitivo y el capital más accesible para la inversión.[4]
El desafío está en garantizar que las herramientas financieras, como el crédito, el ahorro o el seguro, sean suficientemente accesibles para todos por igual y que, de hecho, se utilicen.[5]
Por lo tanto, crear condiciones de acceso de parte de las instituciones financieras bancarias, cooperativas, de microfinanzas, y fintech más recientemente[6], para diferentes sectores sociales, incluyendo los migrantes y los receptores de remesas en este contexto, es fundamental para el desarrollo.
El ahorro y el crédito deben ir de la mano para, primero, estabilizar la situación de hogares y brindarles oportunidades de movilidad ascendente.[7] Cuando se aborda el acceso financiero en el contexto de género, la acumulación de activos y la oportunidad de generar riqueza también pueden tener importantes implicaciones sociales relacionadas con el empoderamiento financiero y social de las mujeres.[8]
Los hallazgos de este estudio muestran que las mujeres en general tienen niveles más bajos de tenencia de cuentas que los hombres, lo que apunta a una desigualdad que es de crítica importancia.
El acceso de las mujeres puede verse inhibido por la falta de comprensión de las instituciones financieras sobre el comportamiento financiero entre los remitentes y receptores de remesas, la falta de voluntad para trabajar con clientes rurales o de bajos ingresos, la cobertura limitada de los servicios bancarios formales en las zonas rurales, los altos costos de los servicios bancarios formales o, por ejemplo, por su parte, el analfabetismo financiero entre los receptores y remitentes de remesas.[9]
C. El contexto macroeconómico
El acceso a servicios financieros o la falta de este se refleja en la economía a nivel nacional. En particular cuando existen disparidades o equidad en la oferta financiera, y como resultado el país muestra tasas de ingreso per cápita más bajas o altas.
Para el caso de Guatemala es pertinente porque el país muestra un crecimiento económico aceptable, pero con bajos ingresos per cápita y cierta desigualdad en la distribución del ingreso. Esta tendencia se correlaciona con tasas dispares o desiguales de oferta de crédito, y refleja una debilidad de enfoque de política como de acceso e inclusión financiera.
De acuerdo con los análisis del Fondo Monetario Internacional y otras entidades, Guatemala exhibe una economía saludable en lo que refiere a su crecimiento económico, política fiscal y monetaria. El FMI califica a Guatemala con un sólido track récord macroeconómico de 3.5 por ciento en el 2023, y de un control inflacionario del 3.6 por ciento a junio 2024.[10] Sin embargo, el FMI también recomienda mayor inclusión financiera y apoyarse en la estrategia de inclusión promovida por el Banco de Guatemala, el Ministerio de Economía y la Superintendencia de Bancos.
La recomendación no es accidental porque Guatemala es un país que aún enfrenta grandes problemas de pobreza e inclusión social. Independientemente del grupo social al que se pertenezca, las disparidades son muy pronunciadas entre lo urbano y lo rural, pero también entre diferentes categorías de ingreso.
El cuadro siguiente muestra una relación de 1/15 entre el quintil más bajo y el más alto. Esto es más problemático considerando que el costo por hogar de la canasta básica en Guatemala se ubica en el Cuartil 4 de la distribución de ingreso personal.
Esta disparidad entre crecimiento económico y política fiscal saludable, por un lado, y de pobreza y falta de inclusión social por otro lado estriba en parte debido al tipo de modelo económico que predomina en Guatemala y que tiende a prevalecer el apoyo a inversiones en economías de enclave como la zona franca, cuyas 5 de sus 6 áreas se ubican en el departamento de Guatemala y generan al menos el 10 por ciento de las exportaciones—a cargo de menos de 200 empresas—o de inversiones en agricultura apoyadas en mano de obra barata pero con buena rentabilidad para las empresas.[11]
Aparte de esta disparidad, el país exhibe bajos niveles de productividad debido a una dependencia en actividades agrícolas o de bajo valor. Aunque la agricultura contribuye 10 por ciento a la economía con un 25 por ciento de la fuerza laboral[12], la productividad en el país resulta ser bastante desigual, con niveles muy bajos en el sector agrícola o rural (ver Gráfico 1, y 2, y Cuadro 2).
Aun, en el contexto de la productividad en el sector servicio, es importante tener en consideración que su mayor crecimiento, comparado a manufactura y agricultura se vincula al consumo proveniente del ingreso de remesas en el país—es decir de fuentes externas de ahorro proveniente de los migrantes en el exterior (ver Gráfico 3).[13]
En este sentido el modelo económico prevaleciente es insuficiente para crear riqueza.
Una inyección de inversión desde una perspectiva redistributiva territorial y poblacionalmente podría aumentar la generación de riqueza ya que la inversión tiene un efecto positivo sobre el crecimiento y la riqueza.
Esta observación adquiere mayor importancia porque en Guatemala existe una correlación estadística positiva entre las tasas crediticias de interés y el sector rural: las tasas de interés de crédito son más altas entre más rural es la ubicación del lugar.[14]
El Departamento de Guatemala por ejemplo capta el 18 por ciento de la población y el 45 por ciento del PIB, pero capta el 68 por ciento del monto en crédito a nivel nacional. Esta disparidad no concuerda con productividad, especialmente que el grueso de la mano de obra en la economía informal está en la capital y ésta no genera más del 25 por ciento del PIB.[15]
Estos datos resaltan la importancia de pensar cómo crear más acceso de finanzas a nivel territorial, para nivelar disparidades existentes o prevalecientes.
D. Los servicios financieros: consideraciones sobre su demanda [16]
El entorno de la demanda y oferta de la intermediación financiera juegan un rol importante porque permiten identificar qué factores determinantes se ubican en la industria y la población para promover algún tipo de ajuste si es necesario y “mejorar el acceso y el uso de los servicios financieros en las comunidades rurales, especialmente aquellas que participan en el sector agrícola, fomentando la participación de mujeres, jóvenes y pueblos indígenas.”
El desarrollo económico aumenta conforme aumenta el acceso al sistema financiero y la intermediación financiera juega un rol vital en el aumento agregado del crédito y el ahorro en un país a través del acceso y la inclusión, por ende, su impacto macroeconómico.
Este acceso es vital porque las personas que ahorran y aun no tienen acceso al sistema, al formalizar sus ahorros agregan activos financieros que se pueden invertir en su economía local y fortalecen el desarrollo.
Esta sección trata de ofrecer un diagnóstico sobre el nivel de demanda y uso de servicios financieros. Estos hallazgos ofrecen una línea de base acerca del nivel de acceso y el potencial para aumentar la intermediación financiera a nivel nacional, especialmente en el sector rural.
a) Acerca de la demanda o estado de posesión de productos financieros
El punto de partida en el acceso a productos financieros estriba en conocer qué tipo de productos posee la población y cuánto lo usan y para qué.
El rol del financiamiento consiste en crear activos para mejorar la condición económica de las personas o negocios. Estos activos dependen de: (a) la habilidad de las personas para efectuar sus transacciones económicas a través de un sistema eficiente de pagos, (b) de ahorrar, (c) de formalizar su ahorro en una institución financiera, (d) de apalancar sus ahorros para obtener crédito e invertir, así como de (e) asegurar sus activos para mitigar riesgos en pérdidas o desvalorización de bienes o patrimonios.
De tal forma, en finanzas personales, el acceso a productos financieros ocurre cuando una persona puede usar servicios de pago en el sistema financiero, formalizar su ahorro, así como obtener crédito y seguros a bajo costo, frente a un amplio tipo de entidades financieras, de manera asequible o conveniente.
El estudio de diagnóstico realizado a través de encuestas, e investigaciones de campo, indagó sobre la condición y posición financiera de grupos sociales guatemaltecos que pertenecen al sector rural y urbano, a la sociedad maya y ladina, a jóvenes menores de 30 años y receptores de remesa.
La investigación indagó sobre la posesión de productos financieros como cuentas de ahorro, crédito, tarjetas, seguros, medios de pago y recepción de remesas. Estos grupos por lo general han mostrado características sociales de menor inclusión en la sociedad. La inclusión de recepción de remesa es importante también porque ya son más de dos millones de hogares que la reciben, es decir una masa crítica de la población, que están recibiendo transacciones financieras y reflejan un potencial importante para construir activos.
Acerca de poseer una cuenta
Tener una cuenta, monetaria o de ahorro, es uno de los indicadores típicos utilizados para medir el acceso al sistema financiero. Típicamente el acceso se mide en relación con la tenencia de una cuenta bancaria. En este estudio la encuesta indagó sobre cuentas en banco o en cooperativas de ahorro y crédito.
En relación con la posesión de una cuenta de ahorro o monetaria más de la mitad de las personas manifestó tener una (64.4 por ciento ), con diferencias importantes en particular entre los que se ubican en el sector rural (45.8 por ciento ), y reciben remesas (84.3 por ciento ).
Un porcentaje bajo posee cuentas en las cooperativas de ahorro y crédito (Ver Cuadro 4). En general, las diferencias entre grupos merecen atención particularizada, para lo que es importante identificar las causas y soluciones, como, por ejemplo, saber por qué no se tiene cuenta o qué determina poseer una.
En el primer caso (Ver Cuadro 5), al preguntar a quienes no poseen cuenta bancaria el por qué, las tres respuestas más ofrecidas de manera casi invariable por todos los grupos bajo estudio son: 1) creer que se necesita contar con cierta cantidad de dinero para poseer una cuenta; 2) creer que no necesita tener una cuenta; y 3) que el proceso de apertura es complicado.
Estas tres respuestas reflejan fundamentalmente supuestos u opiniones que no son educados o formados en conocimiento verificable, situación que pone en relieve resaltando el rol de la educación financiera como factor que puede cambiar la percepción y las decisiones en torno la posesión de una cuenta.
En el segundo caso, el análisis estadístico sobre los factores estadísticamente significativos y determinantes de poseer cuenta (bancaria o de cooperativa) muestran la presencia de factores materiales (ingreso y ahorros), y socioculturales (etnia, edad, actitudes sobre finanzas).
Una regresión logit muestra que tener una cuenta se correlaciona positivamente con el ingreso, y el ahorro. Ser de descendencia maya, vivir en zonas rurales, y tener opiniones no informadas sobre finanzas personales se correlaciona negativamente. Es decir, aquellos que tienen más ingresos y poseen ahorros tienen una mayor probabilidad de obtener cuenta bancaria. Aquellos que pertenecen a poblaciones indígenas o de zonas rurales, o creen que no necesitan o no tienen fondos para abrir una cuenta bancaria tienen menos probabilidad de abrir una cuenta.
Estos resultados son importantes ya que se observa por un lado que los jóvenes y mujeres que no tienen cuenta indican que es por no tener suficiente dinero. Mientras tanto, la correlación estadística de no poseer cuenta ocurre con la ruralidad y etnicidad.
Es decir, el acceso al sistema financiero muestra consideraciones mixtas, algunos sobre factores materiales, y otros sobre percepciones.
Acerca del ahorro
El ahorro de dinero es una de las componentes más importantes o presentes para construir activos financieros y generar riqueza.
Tres aspectos claves sobre el ahorro se refieren a los métodos o vehículos usados para ahorrar, así como el propósito de este y la cantidad ahorrada.
El vehículo que se utilice en gran parte define el rendimiento y capitalización del monto ahorrado.
Tener un propósito planificado para ahorrar es una de las consideraciones más importantes que reflejan el plan de vida que las personas se fijan.
Y la cantidad ahorrada refleja el nivel de esfuerzo que una persona pone en guardar dinero aparte de su ingreso disponible.
Los resultados de la encuesta muestran que menos de la mitad de las personas poseen ahorros—con la excepción de quienes reciben remesas. Los jóvenes son el segmento más bajo en tener ahorro, seguido de las personas de poblaciones indígenas, mujeres o personas que viven en áreas rurales (ver Cuadro 7).
Que menos de la mitad de la población encuestada indique que no posee ahorros, resalta la necesidad de fomentar el mismo, ya que este es un factor fuertemente correlacionado con poseer una cuenta; tener ahorros aumenta 17 veces la posesión de una cuenta.
Aparte de tener ahorro, el método resulta ser un asunto vital ya que la capitalización del dinero crece dependiendo del vehículo que se use para ahorrar. Generalmente la informalidad en ahorrar no genera la misma capitalización del dinero guardado que cuando se invierte en una cuenta en el sistema financiero porque gana una tasa de interés y permite usarse como palanca para un crédito.
Igualmente, cuando se usa lo ahorrado como palanca para financiar una inversión, el rendimiento esperado puede ser mayor que cuando se guarda el dinero “bajo la almohada”.
El cuadro siguiente (8) identifica las respuestas de las personas en relación sobre el método utilizado de cómo ahorran.
La mayoría ahorran de manera informal. Treinta por ciento lo hace formalmente dentro del sistema financiero y un porcentaje más pequeño invirtiendo directamente en activos fijos. Hay un componente que puede ser formal o no, que respondió invertir en algún negocio.
El propósito de ahorrar generalmente resulta de la forma en cómo una persona se fija metas en su vida, y en particular sobre cómo esta meta refleja el plan de vida de una persona o la familia a la que pertenece o es responsable.
En general, las personas tienden a guardar dinero para precauciones inciertas o imponderables y refleja una combinación de factores, desde la falta de herramientas sobre decisiones financieras, como perspectivas culturales de no necesitar pensar en el futuro, como a condiciones de ingreso.
Las respuestas de los encuestados reflejan estas situaciones. Más de dos tercios respondió que guardan dinero para casos de emergencias. El ahorrar con un propósito concreto de inversión (en vez de algo mas abstracto como una emergencia) ocupan un lugar secundario.
Entre esas prioridades concretas está ahorrar para un propósito educativo para los hijos o para mejora de vivienda o invertir en negocio. Resulta interesante observar también que uno de diez personas (mujer en particular), están ahorrando para su jubilación. Estos datos reflejan una diversidad de perspectivas en donde hay propósitos concretos y generalidades acerca del por qué ahorra uno.
Acerca del crédito
El acceso al crédito facilita y agiliza la construcción de activos y la inversión. Este acceso entre los grupos bajo estudio muestra estar bastante esparcido en diferentes actividades. Las personas que viven en áreas rurales lo obtienen para sus negocios agrícolas. En general, hay una dispersión de demanda de crédito en donde uno de cada diez obtiene algún tipo de préstamo (ver Cuadro 10 los tipos de crédito) y 40 por ciento no ha obtenido un crédito en ningún momento. Entre quienes obtienen crédito, además de los créditos agrícolas, es notable ver que entre los jóvenes y receptores de remesas prevalece el interés en créditos para educación.
Acerca del seguro
Contrario a otros indicadores de servicios financieros, el porcentaje de quienes cuentan con un seguro dentro de la población es menor que el promedio fuera de ese segmento, con una diferencia de casi del 5 por ciento, ya que, entre las personas jóvenes, personas de poblaciones indígenas, receptores de remesa y del sector rural 15 por ciento posee un seguro, frente al promedio de 20 por ciento.
Contar con un seguro es un mecanismo de mitigación de riesgo económico que protege los bienes o inversiones. La ausencia de este no ofrece las mismas garantías en caso de emergencia o situación especial.
Al preguntar a las personas ¿a quién recurren en caso de emergencia económica? Las principales respuestas fueron: a la familia primero, seguido de familiares en el exterior (ver Cuadro 11). Las instituciones financieras no son una fuente de apoyo ante emergencias.
Este tipo de respuesta refleja una característica cultural generalizada que resalta que, del capital social de una comunidad, la familia es su principal fuente de apoyo para confrontar circunstancias materiales.
Esto no necesariamente puede indicar un rechazo al acceso o demanda de productos de seguro. Por ejemplo, hay un 20 por ciento de la población encuestada que posee seguros y además sigue ahorrando aparte para emergencias.
Acerca de pagos
El uso de instituciones financieras para efectuar pagos es una actividad importante ya que las personas necesitan cumplir con sus obligaciones básicas de mantenimiento mensual referentes a servicios de agua, luz, cable, internet, teléfono, celular, gas, entre otros.
Además, las personas realizan pagos de obligaciones de educación, alimentación, o vivienda. Los resultados muestran que las obligaciones sobre pago de luz, alimentación y agua son los principales pagos que realizan, seguido de internet, gas y cable (Ver Cuadro 12).
Los hallazgos más importantes muestran que las personas siguen usando predominantemente los agentes bancarios para efectuar sus pagos (Ver Cuadro 13).
Sin embargo, un cuarto de los encuestados dijo usar las aplicaciones de pago en su teléfono. Esto significa que uno de cuatro usuarios hace mucho uso de las aplicaciones cuando va a realizar uno de esos pagos.
Aunque no significa que el 23 por ciento de los usuarios solo usa las aplicaciones de los móviles, es un hallazgo importante que refleja que existe un nivel de socialización del instrumento.
Otro hallazgo importante es que al preguntarles qué les parecía utilizar el teléfono celular para manejar su dinero y realizar operaciones financieras, las respuestas fueron muy sugerentes, 30 por ciento dijo que le parecía atractiva, y 12 por ciento indicó que ya lo utiliza para realizar operaciones financieras (Ver Cuadro 14).
Acerca de las remesas
Recibir remesas es una transacción de pago desde el exterior. Los resultados de la encuesta muestran que 56 por ciento de las personas están recibiendo remesas, lo que se traduce a 2.4 millones de hogares, una cantidad similar al número mensual de transacciones de remesa que llegan a Guatemala. De manera similar con la realización de pagos de servicios, la mayoría de las personas cobran la remesa en las instituciones financieras bancarias, cooperativas, o no bancarias (Ver Cuadro 15).
Al igual que con los pagos, al preguntarles si les interesaría recibir la remesa en una billetera electrónica más de la mitad (57 por ciento) respondió que sí. En el cuadro 16 se muestran las razones indicadas por las personas encuestadas que reflejan falta de conocimiento concreto sobre la función de las billeteras digitales y su seguridad. Casi 32 por ciento se sintió inseguro de recibir una transacción al teléfono móvil, casi 30 por ciento indicó no saber usar las billeteras, y 20 por ciento expresó un sentimiento legítimo, “me pueden robar el celular”.
b) Hacia una síntesis general sobre el acceso a servicios financieros
El principal hallazgo de esta sección identifica que existe un acceso aparente a servicios financieros, y la tenencia de una cuenta monetaria o de ahorro alcanza a más de la mitad de la población. Sin embargo, los cuatro grupos bajo estudio en particular están por debajo del promedio.
Estos grupos pertenecen a la mitad o más de la población guatemalteca, lo que en términos agregados refleja un déficit importante en términos de equidad, pero también de productividad—entre menos acceso al sistema financiero exista dentro de la población, menor es el potencial de movilizar el crédito en la economía local, ya que el crecimiento de los activos del sistema financiero depende en gran parte de los recursos financieros de su población.
El siguiente gráfico muestra las diferencias en productos financieros entre estos grupos y en todos los casos, éstos están por debajo del promedio. Este nivel, aunque levemente debajo del promedio (o de los sectores urbanos, de los hombres, la gente ladina y mayor de 30 años) puede tener un efecto sobre la vulnerabilidad económica de las personas.
En particular este hallazgo es importante ya que los ingresos y los ahorros también se ubican por debajo de los otros grupos o promedio. Aun entre los que reciben remesa, sin ese ingreso, las personas ganan 20 por ciento menos que el promedio.
Tomando en cuenta la posesión de productos financieros, el ahorro, e ingreso permite conocer también el nivel de vulnerabilidad económica de una persona. En general, vulnerabilidad económica se mide basada en cuatro indicadores (cuenta, ahorros, ingreso disponible, y seguro) que se consideran como una condición mínima para garantizar un estado de estabilidad económica. Para el caso de este estudio se midió la vulnerabilidad económica con base en estos cuatro indicadores, específicamente:
- Poseer cuenta monetaria,
- Tener ahorros de más de Q3,000,
- Tener ingresos por encima de la media Q60,000,
- Tener seguro
Los resultados muestran que más de un tercio de las personas están económicamente en condición vulnerable, es decir, que no reúnen ninguno de esos cuatro indicadores. Y solo 3.3 por ciento de quienes reciben remesas son económicamente independiente o reúnen los cuatro indicadores.
La relevancia de este indicador de vulnerabilidad económica da señales acerca de qué intervenciones se pueden considerar para sacar a la población de esa condición.
Otro aspecto importante estriba en conocer qué factores son determinantes de la tenencia de productos financieros, ya que en combinación crean mejores oportunidades para construir activos. Al analizar estadísticamente (ver Cuadro 19) los determinantes de tener el mayor número de productos financieros (ahorros, seguros, crédito, pagos electrónicos), hay dos fuertes determinantes positivos, tener ahorros y recibir remesas.
Pero aquellos que tienen una percepción poco educada de las finanzas personales, o cuyas ocupaciones incluye ser ama de casa, o vendedor tienen menor probabilidad de tener productos. Igualmente ser joven, maya, mujer o estar en el sector rural, se correlaciona negativamente con el acceso a productos financieros.
Esto indica que, aunque las intervenciones sobre ingreso puedan requerir de soluciones más complejas, es clave pensar en soluciones de inclusión y educación financieras para mejorar el acceso a estos productos, ya que éstos tienen un fuerte efecto sobre la tenencia de productos.
E. Oferta de productos financieros
Al analizar también el contexto referente a la oferta de servicios financieros a nivel local, los hallazgos confirman otras consideraciones claves sobre equidad e igualdad de servicios. Esta sección se basa en investigación de campo realizada en 61 agencias bancarias y cooperativas de más de 10 entidades financieras en los 15 municipios bajo estudio. El trabajo recopiló información sobre la atención al cliente, la oferta de productos financieros en cada agencia, las tasas de interés de crédito y ahorro ofrecida.
En lo referente a atención al cliente se observa que, al comparar las agencias según ubicación urbana o rural, o mayoría de población ladina o maya, existen pocas diferencias y en la gran mayoría de los casos las entidades financieras ofrecen un buen trato a los clientes. El Cuadro 21 muestra que en general los lugares visitados ofrecen buena atención, con menos de 5 de los 61 en estado menos cómodo o limpio.
De igual forma, cuando los clientes llegan a preguntar por los productos un poco más de la mitad de los casos, el personal ofrece información de los productos consultados, y en promedio un tercio ofrece otros productos o volantes. Según los resultados reportados en el Cuadro 22, 20 por ciento en promedio de los lugares visitados recomienda un tipo de producto alternativo al preguntado.
Al indagar sobre los costos de reposición de tarjetas, los valores ofrecidos varían sustancialmente entre lugares. Lo mismo se observa en el uso de cajeros automáticos. Esas variaciones pueden sugerir diferencias entre agencias atadas a los costos de operación de cada ubicación o local, o el funcionario no está muy al tanto de los costos.
Un hallazgo importante estriba en que casi la mitad de las agencias ofrecen acceso a los servicios financieros de manera virtual (online), y un tercio ofrecen sus billeteras digitales. Lo más importante es que más del 90 por ciento de las entidades tienen accesible atención virtual al cliente.
Finalmente se observa que las tasas de interés también varían, y tienden a mostrar una diferencia porcentual entre sectores rural o entre poblaciones indígenas. Esas diferencias se observan tanto en el crédito como el ahorro (Ver Cuadro 26).
Dentro del estudio se realizó un análisis estadístico de regresión lineal entre las tasas de crédito al consumo (las más comunes) y tres indicadores: ubicación rural, etnicidad, e tipo de institución. El resultado es que existe una correlación negativa entre agencias donde la mayoría de la población es de etnicidad ladina y las tasas de interés (un aumento en el porcentaje población ladino disminuye estadísticamente la tasa de interés en 2.2 por ciento ).
F. Perspectivas sobre finanzas personales y productos
Entrevistas con clientes que visitan las instituciones ofrecieron perspectivas adicionales a las referidas en la encuesta. Por ejemplo, la mayoría de las personas entrevistadas manifiesta saber de productos de ahorro, crédito y servicios digitales y una pequeña cantidad mencionó el cobro de remesas y seguros, además de confirmar que este último no es utilizado por ellos.
Además, a las personas se les preguntó sobre el hábito de ahorrar, los métodos en general, y expresaron que acostumbran a ahorrar, pero de manera informal. A la vez consideraron que podrían mejorar sus hábitos para lograr un mayor control del dinero. Muchos expresaron que Guatemala es un país donde ahorrar es un desafío porque, aunque se ahorra, se usa ese dinero para cubrir necesidades inmediatas o urgentes. En otras palabras, sus ingresos no logran cubrir ciertas necesidades y los ahorros terminan siendo una salida de emergencia cuando existen gastos fuera de lo ordinario.
Una de las observaciones que resaltaron los entrevistados se refirió a que saben de la presencia de prestamistas usurarios, pero dada la facilidad y rapidez con las que se pueden obtener estos créditos—por ejemplo, no exigen tantos requisitos (como propiedades y demostración de ingresos), se terminan endeudando aun a sabiendas que los intereses son demasiado altos y las tácticas de recuperación son demasiado peligrosas.
Algunas personas entrevistadas indican que las instituciones financieras brindan un muy buen servicio y buena atención y los servicios digitales como la app en línea la actualizan regularmente. Otros manifiestan que siempre hay tratos diferenciados para las personas que manejan mayores sumas de dinero y que en ocasiones el tiempo de espera es muy prolongado. En relación con los servicios ofrecidos manifiestan que hay una amplia variedad con diferentes beneficios y costos que muchas veces las personas están dispuestas a pagar, pero lamentablemente en ocasiones las mismas no son informadas con claridad y se perciben como cobros escondidos como el caso de seguros que se recargan al momento de adquirir una cuenta. En relación con los costos de los servicios, las personas perciben que el costo de un crédito es muy elevado mientras que el valor a recibir por los ahorros es muy bajo.
La mayoría de las personas entrevistadas saben muy poco de finanzas personales. Manifiestan desconocer si hay programas de educación financiera en las instituciones financieras que visitan o al menos no les han hablado directamente de que existan. Algunos otros indicaron que pueden obtener esta información mediante la aplicación en línea. En relación con la información que se brinda respecto a los productos y servicios consideran que en algunas ocasiones es incompleta o no del todo clara. Las principales barreras para las personas que viven en comunidades rurales son la distancia, el idioma materno y el cumplimiento de requisitos. Con respecto a la seguridad y confianza, prevalece un grado de desconfianza por la falta de transparencia, así como por las estafas y robos que se han realizado principalmente mediante tarjetas de crédito y transferencias digitales.
G. Observaciones finales a modo de recomendación
Este estudio refleja importantes resultados, entre ellos los siguientes:
- El crecimiento económico del país es estable, con indicadores relativamente sólidos;
- El crecimiento no compensa debilidades estructurales de dos tipos, baja productividad en sectores agrícolas y desigualdad socioeconómica fuerte;
- Dentro de esa desigualdad está la cartera de crédito en el país la cual muestra un sesgo urbano y hacia la capital del país;
- El país muestra altas tasas de interés y bajo crédito en el sector rural;
- La población tiene cierto acceso al sistema financiero, sin embargo, sectores más vulnerables como jóvenes, poblaciones indígenas, personas del sector rural y mujeres tienden a exhibir tasas de acceso menor que el promedio;
- Las personas que ahorran son menos de la mitad, y en general cuando lo hacen, solo un tercio usa el sistema formal financiero;
- El crédito por lo general es limitado, no más del diez por ciento de los encuestados tiene demanda de un tipo de crédito, y 60 por ciento dicen no haber obtenido ningún tipo;
- En términos de aquellas personas que cuentan con un seguro, el porcentaje es del 20 por ciento;
- De igual forma, el uso de productos financieros de naturaleza digital o electrónica es del 23 por ciento;
- También el estudio señala que las percepciones de las personas sobre no tener cuentas, cómo ahorrar, muestran sustancialmente un reto de conocimiento de finanzas y educación financiera;
- El estudio señala que los cuatro grupos bajo análisis exhiben indicadores por debajo del promedio, y muestran índices de vulnerabilidad económica alto.
- El estudio también utilizó el método de investigación de campo en 61 agencias financieras para indagar la calidad de la oferta, y entre otros hallazgos identificó disparidades en los cobros por uso de productos, en las tasas de interés de crédito y ahorro, por lo general desfavorables al sector rural.
Estos resultados identifican los retos específicos de acceso a servicios financieros, así como determinantes de naturaleza material (como ingreso, remesas, tipo de empleo, posición rural y étnica), así como de naturaleza cultural o formativa (percepciones sobre finanzas personales).
Los hallazgos de este estudio resaltan la importancia de enfocar un trabajo de inclusión financiera alineado con políticas macroeconómicas. Se ofrecen cuatro recomendaciones:
- Acerca de la necesidad de fijar metas,
- La urgencia de fortalecer, profundizar y enfocarse en la educación financiera,
- La urgencia de enfocarse más en financiar el sector rural y vulnerable,
- Acelerar el acceso a servicios digitales y,
- Contar con políticas de inclusión social y económicas dentro de las entidades.
a. Fijar metas de inclusión, montos y cambios
Es importante reconocer que para lograr éxito en toda estrategia es necesario contar con una hoja de ruta que vaya acompañada con metas. En particular, dentro del contexto de la estrategia de inclusión financiera fijada por el Banco de Guatemala, un logro importante es subir las tasas de acceso para al menos cuatro grandes grupos, jóvenes, sector rural, mujer y poblaciones indígenas, en al menos un 3 por ciento para nivelar los diferenciales entre los grupos más vulnerables y el promedio del país. De igual forma, es importante considerar como nivelar el acceso al crédito a nivel nacional.
b. Fortalecer y profundizar la educación financiera
La educación financiera o la falta de poseer un conocimiento formado e informado sobre finanzas personales trasluce en este estudio de varias formas, ya sea en la percepción de por qué no tener cuentas, de por qué ahorrar, de cómo se ahorra, en qué o quién depender en caso de emergencias, o cómo usar pagos electrónicos o digitales.
De ahí que es importante educar, asesorar o aconsejar a las personas sobre el manejo de las finanzas como herramienta en independencia económica. La asesoría financiera requiere formar e informar a las personas, en particular a clientes transaccionales en aprovechar productos existentes para lograr buena correspondencia entre necesidades y servicios.
Formar e informar a las personas en el valor del dinero, de presupuestar, de fijar metas de presupuesto, ahorro e inversión, tiene un efecto transformador en las personas. Además, al acompañar estas asesorías con técnicas de modificación de conducta, motivando e incentivando a los clientes transaccionales, entre ellos receptores de remesas, los efectos positivos son mayores. Las personas tienden a ahorrar, y aumentar sus activos líquidos. Las metodologías de economía conductual contribuyen a aumentar las decisiones integrando las emociones dentro del razonamiento financiero del uso de los servicios de las instituciones.
La educación financiera requiere de un contexto robusto, que parcialmente se adapte al perfil financiero que poseen las personas asesoradas previo que permita medir tanto la capacidad de ingreso y ahorro, como la destreza presupuestal de éstos para ajustar el conocimiento dentro de un marco realista. Lo que importa es darle seguridad a las personas que sus finanzas son una base de independencia económica, especialmente cuando tienen un mejor control racional de la función de su dinero y funcional cuando lo formalizan en el sistema.
Los datos de este y otros estudios constatan una y otra vez que los receptores de remesa tienen mayor capacidad de ahorro y de formalización, por lo que ellos representan la fruta madura de la inclusión financiera.
De igual forma, su formalización crea una cadena de valor y un efecto sistémico de aumento en el acceso dado que el número de receptores por hogar representa más del 40 por ciento del país.
Una recomendación preliminar dentro del contexto de la educación financiera requiere identificar una metodología que procure: formar (con pedagogías acordes al perfil del grupo social); informar (con marketing tropicalizado al perfil financiero del asesorado), y transformar (con herramientas de economía conductual que permitan modificar el pensamiento sobre finanzas).
c. La urgencia de enfocarse más en financiar el sector rural y vulnerable
Las disparidades en acceso al crédito en sector rural no tienen sustento en productividad o falta de demanda. Es importante que dentro de la estrategia de inclusión financiera o a través de una mesa de trabajo independiente compuesta del sector financiero, el gobierno, productores, consumidores, y sociedad civil exploren soluciones a estas disparidades.
Por ejemplo, una ilustración importante son los receptores de remesas, que incluyen diferentes sectores sociales, y tienen mayor capacidad de ahorro, y demanda de crédito. Setenta y cinco por ciento de las remesas se pagan afuera del departamento de Guatemala, a más de dos millones de hogares, sin embargo, el acceso al crédito en esas zonas es solo del 34 por ciento , casi el inverso.
Las formas de nivelar estas disparidades incluyen aumento de competitividad del sector productivo, pero también del crédito, el cual puede apalancarse por ejemplo con el flujo de remesas, ya sea mediante una estrategia de formalización y movilización del ahorro, o apoyarse de éstas de otra forma, como mediante la titularización de las remesas, y aumentar los fideicomisos[17] del gobierno para las microempresas que actualmente son de montos bastante pequeños—de menos de US$50 millones.
d. Acelerar el acceso a servicios digitales
El acceso a servicios electrónicos, digitales o transacciones online, vía internet, se han convertido en un vehículo e infraestructura financiera constitutivo del sistema financiero para pagos transaccionales como operaciones de ahorro, crédito, y más.
La literatura tradicionalmente ha abordado el tema de servicios digitales financieros dentro del contexto de la inclusión como una cuestión de equidad sobre las conveniencias que facilita la tecnología[18] y los beneficios a quienes están en la base de la pirámide. Sin embargo, la presencia de servicios digitales tiene impactos directos sobre la independencia económica. El uso de billeteras electrónicas tiende a aumentar el ingreso disponible, o balances en mano, en al menos un 10 por ciento contra quienes tienen efectivo.[19]
Además de ser un tema de responsabilidad de equidad, la importancia en acelerar el acceso a servicios digitales estriba en varias razones, entre otras, el aumento en el ingreso y la capacidad de ahorro, la posibilidad de fortalecer la red de pagos a nivel territorial aprovechando la tecnología digital y de dato celular para generar transacciones monetarias en tiempo real, y así aumentar los beneficios económicos de una zona y reducir los riesgos financieros.
La presencia de modelos financieros apoyados en tecnología de pagos, comúnmente conocido como Fintech, hace más competitivas cualquier parte del país, toda vez que esas Fintech conectan comunidades a las redes de pago nacional y transnacional. Al mismo tiempo, aumentan la competitividad y oportunidades económicas para microempresarios en aprovechar plataformas de pago digital dentro de su propio entorno, las cuales integran comercios pequeños y grandes dentro del ecosistema financiero, aumentando el acceso al crédito simultáneamente.
El estudio mostró que la población conoce de las plataformas de pago, aunque no las use tanto, pero existe una masa mínima de usuarios que ya está aprovechando estos productos, por lo que la aceleración tendría un beneficio adicional a la población.
e. Contar con políticas de inclusión social y económicas dentro de las entidades.
Las perspectivas de los clientes, así como también el trabajo de investigación de comprador anónimo (mystery shopping), identificó inconsistencias en el trato a personas en la base de la pirámide que pertenece a sector rural, o etnia maya. El significado puede referirse más a una necesidad de mejorar la enseñanza y aprendizaje sobre inclusión social, sin embargo, las instituciones financieras podrían a lo mínimo evaluar el estado de sus políticas, sus métodos de entrenamiento y los resultados.
H. Apéndices
Notas metodológicas
1. Encuestas
2. Entrevistas
3. Consumidor anónimo
Tabulación de investigación de consumidor anónimo
Notas finales
[1] Arora R, Financial inclusion: understanding concept, barriers and measurement. In: Mohammed EY and Uraguchi ZB (Eds.) Financial inclusion for poverty alleviation: issues and case studies for sustainable development. London: Routledge. 2018
[2] “Fundamental Determinants of the Asian Crisis: The Role of Financial Fragility and External Imbalances”, in Takatoshi Ito and Anne Krueger, eds. Regional and Global Capital Flows: Macroeconomic Causes and Consequences (Chicago: University of Chicago Press for the NBER, 2001),
[3] Chakravarthi Rangarajan, Report of the Committee on Financial Inclusion, Government of India, 2008
[4] Peachey, Stephen, and Alan Roe. 2006. “Access to Finance: What Does It Mean and How Do Savings Banks Foster Access?” World Savings Banks Institute: Brussels.
[5] Beck, Thorsten and Augusto De la Torre. October 1, 2006. “The Basic Analytics of Access to Financial Services,” World Bank Policy Research Working Paper No. 4026. Según Beck y de la Torre, hay tres posibles problemas con el acceso al ahorro y crédito que los países podrían enfrentar: 1) los potenciales financistas (por razones no económicas) no pueden o no acceden al crédito; 2) los acreedores no están aprovechando plenamente sus posibilidades de extensión y, por tanto, son ineficientes; y 3) los acreedores están operando a un nivel insostenible cuando se otorga un exceso de crédito. Sugieren además que tanto el gobierno como las instituciones financieras tienen un papel que desempeñar para abordar estos tres desafíos, tanto por separado como en cooperación.
[6] Goldfinch Peter, Digital Financial Inclusion: Towards Inclusive and Sustainable Finance for All, Routledge, 2024
[7] Firdous Ahmad Malik, Tarika Singh Sikarwar, The Economics of Financial Inclusion,
[8] Orozco, Manuel. Migration, Remittances and Financial Inclusion: Challenges and Opportunities for Women’s Economic Empowerment. 2017, UN Women, New York.
[9] Orozco, Manuel. Migration, Remittances and Financial Inclusion: Challenges and Opportunities for Women’s Economic Empowerment. 2017, UN Women, New York. Orozco, Manuel. Economic Status and Remittance Behavior Among Latin American and Caribbean, Migrants in the Post-recession Period in M. Aysa-Lastra, L. Cacho´n (eds.), Immigrant Vulnerability and Resilience, International Perspectives on Migration.
[10] Guatemala: 2024 Article IV Consultation-Press Release; and Staff Report
[11] Es importante resaltar que la intención a migrar es mayor entre los agricultores y quienes trabajan en la economía informal, y/o quienes tienen ingresos menores a US$400 mensuales. https://www.soy502.com/articulo/zonas-francas-participacion-economia-pais-101835
[12] Para el Grafico 1 y 2 la fuente es World Bank Development Indicators.
[13] Fuente, Banco Central de Guatemala.
[14] Super Intendencia de Bancos, crédito y tasas de interés: https://www.sib.gob.gt/ConsultaDinamica/?cons=248
[15] Orozco, Complex Migration Trends from Latin America and the Caribbean Amidst the Global Pandemic, September, 2021 | Creative Associates International. El ratio entre la desviación estándar y el promedio de productividad en Guatemala a nivel municipal (.60) es bastante similar a la de ruralidad (0.55) en el país lo que indica que si las diferencias de productividad y ruralidad no son muy grandes, éstas tiene poca correlación directa.
[16] Esta sección está basada en particular en una encuesta realizada en Guatemala, en 15 municipios; ver apéndice sobre los detalles metodológicos.
[17] https://www.minfin.gob.gt/images/laip_mfp/docs/fieicomitente21.pdf
[18] Vikas Sharma, Munish Gupta, Nilesh Arora, Aijaz A. Shaikh, FinTech and Financial Inclusion
Leveraging Digital Finance for Economic Empowerment and Sustainable Growth, 2024
[19] Orozco, Manuel. Women, Remittances, and Financial Inclusion in Guatemala, May 24, 2024.




































