En la educación, los sistemas basados en la responsabilidad por los resultados establecen objetivos y ofrecen claros incentivos para su logro. Miden el avance y nos dicen dónde debemos concentrar nuestra atención y recursos para poder mejorar. Nos ayudan a identificar el éxito, a retribuirlo y a reproducirlo en otros lugares. Nos ayudan a cerciorarnos de que los docentes, las escuelas y los alumnos se desempeñan a niveles adecuados. Esto, que en algunos países desarrollados se ha ido arraigando, es todavía una idea nueva en América Latina, pero comienzan a aparecer algunas experiencias de lo que sin duda será una práctica ineludible en el futuro.