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La directora del Programa sobre Estado de derecho, Tamara Taraciuk Broner, conversó con Radio Media Naranja sobre el escenario post-electoral en Venezuela y la respuesta de la comunidad internacional.
Comentarios de Taraciuk Broner:
Pregunta (P): Da la impresión, y más que la impresión, casi la certeza, de que el gobierno del presidente Maduro está atrincherado en una narración muy concreta, específica y aparentemente sin ninguna voluntad de cambio.
Respuesta (R): Lo que ha pasado el domingo 28 de julio en Venezuela fue un fraude burdo. Mi impresión es que el régimen de Maduro calculó mal el margen de victoria de la oposición y luego de eso hizo lo que mejor sabe hacer, que es atrincherarse en el poder, robarse las elecciones sin presentar evidencia de los resultados electorales que anunciaron y una escalada de represión en contra de opositores, políticos y críticos. Es el contexto que estamos viendo hoy en Venezuela.
P: Un fraude obsceno. Y, sin embargo, persisten sectores en América Latina que aún le creen a Maduro. Su discurso de “izquierda” y de lucha en contra del imperialismo norteamericano.
R: Creo que en América Latina tenemos un problema muy serio con los gobiernos de izquierda en cuanto a que ha sido muy difícil, con la notable excepción de el presidente Gabriel Boric en Chile, que mantengan una coherencia en su política exterior, sobre todo en temas de derechos humanos y democracia. Parecieran no evaluar con la misma vara a quienes tienen una afinidad ideológica que aquellos que piensan diferente. Se trata de un gran problema para la causa de los derechos humanos. De todas formas, como el fraude y la represión han sido tan evidentes, les está quedando difícil a los gobiernos de Colombia, Brasil o México amparar a Maduro en este contexto. Los tres todavía hablan con eufemismos y llaman a proteger los derechos humanos, en vez de decir con claridad, debe terminar la represión en Venezuela. Este es un contexto en el cual a Maduro le quedan muy pocos amigos internacionalmente y hoy el apoyo internacional que recibe es el de gobiernos que claramente no son democráticos como Rusia, Irán, Cuba, Turquía, China.
P: ¿Están a la altura de las circunstancias, los gobiernos de la región? Me refiero no solo a los gobiernos de izquierda.
R: Hoy tienen una enorme responsabilidad los gobiernos de la región de responder a lo que está pasando en Venezuela por una cuestión de principios, porque es un país que encara una bifurcación: o termina siendo una Nicaragua o una Corea del Norte en Sudamérica o se abre un proceso a una difícil negociación política para empezar un camino de transición a la democracia. Más allá de los principios, creo que también hay una cuestión de autointerés de los gobiernos, porque hay encuestas que muestran que un cuarto de las personas venezolanas que votaron por un cambio dicen que tienen planes de irse del país en caso de que no se reconozcan los resultados electorales. Y hay evidencia abrumadora que el resultado electoral dio por ganador a Edmundo González. Eso significa que, si esto se encarrila hacia una dictadura pura y dura, va a producirse una consecuencia directa con una nueva ola migratoria de millones de venezolanos en una región que no está preparada para recibirlos.
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