This post is also available in: Português Español
En una entrevista con el programa Teleprensa de la emisora salvadoreña Canal33, Michael Shifter opinó sobre la visita a El Salvador de Ricardo Zúñiga, el enviado especial para el Triángulo Norte de la administración Biden. Durante la conversación, se abordaron temas como la relación entre El Salvador y los Estados Unidos, las comisiones contra la corrupción y la crisis migratoria en la región.
COMENTARIOS DE MICHAEL SHIFTER:
Pregunta (P): ¿Cuál es la lectura que usted le da al inicio de la gira, acá en El Salvador, del enviado especial Zúñiga?
Respuesta (R): El mensaje que está dando el enviado Zúñiga es muy claro: la administración Biden está comprometida en apoyar esfuerzos que buscan fortalecer el estado de derecho y proteger los derechos humanos en El Salvador. Me parece que esto va a ser un patrón –no solo en El Salvador, sino que también se va a repetir en otras situaciones. A diferencia de la administración anterior, el equipo del nuevo gobierno estadounidense se está tomando esto muy seriamente y le está dando prioridad a valores como la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho. El enviado Zúñiga, que tiene mucha experiencia y mucho conocimiento de la región, expresa la postura de la nueva administración. Se está demostrando que habrá alianzas con personas en el estado salvadoreño y también con la sociedad civil, incluso grupos de empresarios que comparten el mismo compromiso de fortalecer la democracia. Esto expresa preocupación pero también expresa el deseo de cooperar con El Salvador porque la misión general de Ricardo Zúñiga es tratar de ayudar y atacar las causas principales que motivan y causan las olas migratorias de El Salvador y otros países como Honduras y Guatemala hacia Estados Unidos. Para eso es necesario fortalecer los mecanismos y procesos democráticos, este parecería ser el propósito de su viaje.
P: ¿Cómo debería interpretarse que, al menos hasta esta ahora, no haya habido un encuentro con el presidente de la república Nayib Bukele?
R: No es un secreto que el presidente Bukele haya venido a Washington y no haya sido recibido por funcionarios de la administración Biden durante su visita. Esto también se refleja en la visita del enviado Zúñiga. No es una expresión de rechazo pero sí de preocupación por la actitud del presidente y por su comportamiento al atacar a los medios de comunicación y por el envío de fuerzas armadas para tomar la Asamblea Nacional. Estas son acciones que sugieren tendencias autoritarias. El Salvador, por cierto, es un país democrático, un sistema democrático, pero la situación es preocupante. La administración Biden está tratando de elaborar una estrategia que envíe ese mensaje de manera muy clara al presidente Bukele. Sin duda, el presidente Bukele es muy popular en El Salvador, como pudimos ver durante las últimas elecciones. Los partidos políticos tradicionales han fracasado, y el presidente Bukele ha sabido aprovechar esto. Bukele es muy hábil y muy popular. Pero una cosa es ser popular y querido por la gente y otra cosa es respetar las reglas democráticas. El mensaje al enviar a Zúñiga es justamente ese: que estas reglas, prácticas y normas son temas importantes para la administración Biden. No es que esto signifique un enfrentamiento con el gobierno porque hay que buscar una manera de cooperar precisamente para así poder implementar la agenda que tiene Biden en cuanto a atacar las causas principales que motivan la migración hacia Estados Unidos.
P: El enviado Zúñiga anunció la asignación de dos millones de dólares para fortalecer la CICIES [Comisión Internacional Contra la Impunidad en El Salvador]. ¿Es el mensaje que no hay suficiente combate contra la corrupción en El Salvador?
R: Es un mensaje muy claro. Creo que los funcionarios como Ricardo Zúñiga y los otros miembros del equipo de Biden, dedicados a la política de América Latina, evalúan de manera positiva los mecanismos como la CICIG [Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala] que, a pesar de los problemas que todo el mundo reconoce, tuvo grandes éxitos. Estas comisiones funcionan y trabajan de manera conjunta con las fiscalías nacionales y los jueces para fortalecer el estado de derecho y luchar contra la impunidad. Considero que este es el modelo, o por lo menos un referente, del enviado Zúñiga. Es por este motivo que Zúñiga está tratando de expresar su intención de fortalecer y apoyar la comisión en el caso de El Salvador –que sea una comisión con dientes, con capacidad de actuar y tomar decisiones, que no sea una mera estructura de relaciones públicas ni un instrumento ejecutivo, sino que una comisión independiente, seria y profesional, dedicada a luchar contra la corrupción en El Salvador.
[…]