La realización de evaluaciones estandarizadas a gran escala para conocer la dinámica de procesos y los resultados en los sistemas educativos es cada vez más frecuente a nivel mundial, y América Latina no está al margen de esta tendencia. Si bien los países de la Región están avanzando en este ámbito, es preciso evitar el simplismo y la ingenuidad con que todavía muchos piensan en la evaluación, lo que genera sistemas mal concebidos y deficientemente implementados y, en consecuencia, produce efectos perversos para el sistema educativo, malgasto de recursos y descrédito de la evaluación externa entre los docentes.
En esta edición se reflexiona sobre la importancia de las evaluaciones educativas, los fines que persiguen y los criterios básicos para la divulgación y uso de sus resultados. Además, se formulan algunas recomendaciones para la Región en esta materia.