La mayoría de los economistas, psicólogos y personas comunes y corrientes piensan que los humanos responden ante incentivos significativos. Los padres, los administradores y otros responsables por mejorar el desempeño de otras personas, cotidianamente usan incentivos para promover comportamientos deseables. El atractivo de los primeros puestos en los deportes competitivos convoca inmensas energías de jóvenes y adultos, ya sea como jugadores o como espectadores. Los estándares con incentivos también funcionan en las universidades: porque esperan ser compensados más adelante con dinero y prestigio, los estudiantes ambiciosos hacen lo posible por ingresar a las mejores escuelas profesionales de negocios, leyes y medicina. Los incrementos salariales de los profesores de la mayoría de universidades no-sindicalizadas dependen de la enseñanza, la investigación y el servicio.