España es uno de los pocos países que ha aplicado una reforma de descentralización educacional de largo alcance de manera sistemática y completa. El esfuerzo realizado en este ámbito por más de 20 años, no exento de dificultades, ha dejado importantes lecciones. Una de ellas es que la descentralización efectiva de una institución educacional es un esfuerzo sistemático que requiere de la colaboración de muchos sectores del gobierno. Otra lección es que en la medida que la iniciativa de descentralización contenga más oportunidades positivas para las regiones, municipio y escuelas locales —en lugar de transferirles problemas y carga financiera— mayores son las posibilidades de un cambio exitoso.