En los últimos años, se ha observado en numerosos países un déficit en la valoración social de la docencia, acompañado de una pérdida de autoestima de los propios maestros, lo que se traduce en algunos síntomas críticos, como el decreciente número de alumnos talentosos que optan por esta profesión, o la percepción generalizada sobre la responsabilidad de maestros y profesores en cuanto a la mala calidad de la enseñanza que se imparte.
Para contrarrestar esta situación han surgido diversas iniciativas dirigidas a elevar la valoración de la profesión docente. Esta edición destaca tres de ellas, que tienen en común el haber surgido desde el sector privado, si bien se ejecutan con respaldo de las autoridades educativas de sus países.
La primera corresponde a una iniciativa en Chile de múltiples acciones para atraer a los jóvenes a la profesión, mientras que las otras dos, de Guatemala y Perú, se centran en la premiación a la docencia efectiva como forma de relevar en la sociedad el rol de los maestros.