En su muy poco estelar y nada creíble aparición ante el Consejo Permanente de la OEA, el vicecanciller Valdrack Jaentschke proclamó repetidas veces la buena voluntad del Gobierno de reconciliación nacional, y como prueba dijo que su equipo negociador siempre estaba presente y puntual en todas las sesiones de la mesa de diálogo. Por supuesto, no hizo mención del hecho que realmente el Gobierno no ha cumplido con un solo punto de los que firmó en las negociaciones, y que los reos liberados no son personas privadas de su libertad por razones políticas.
Y como nota adicional está la última política de control a la entrada de remesas como otra prueba de la magnanimidad reconciliadora del régimen. La medida normativa de la Unidad de Análisis Financiero que las remesas familiares de 500 dólares o más, serán sujeto de supervisión tiene una razón de ser particular de Estados policiales y resulta poco común en otros lugares de alta migración y envío de remesas.
Hay una razón muy simple de parte del Gobierno de aumentar controles sobre las transacciones, su lógica es política y económica como mecanismo de sobrevivencia. La normativa es estrictamente policíaca asumiendo que los que envían mas de 500 dólares no están enviando remesas, sino para actividades sospechosas o amenazantes para ellos.
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