Mientras el Gobierno cristiano y solidario de Daniel Ortega y Rosario Murillo reclama la victoria de un 10% de crecimiento económico, la realidad es que los nicaragüenses siguen teniendo ingresos similares a 2017 y la brecha de desigualdad sigue creciendo. ¿Dónde está esa riqueza y quiénes son sus beneficiarios? Las fuentes de esa riqueza están en el capitalismo salvaje de este Gobierno que mantiene estabilidad macroeconómica sin importar la estabilidad social, con el propósito de sostener políticamente al régimen, a costa del bienestar de sus ciudadanos.
Un crecimiento a base explotación y dolor
El crecimiento de la economía nicaragüense que festejan, y especialmente durante este periodo pos-2018 tiene tres fuentes claras: Las remesas familiares, la maquila textil, y la explotación de oro. Primero, las remesas, que registraron más de USD 2000 millones con un crecimiento del 13% y representaron 16% del PIB. Segundo, está la maquila en la zona franca con USD 1700 millones, 10% de crecimiento y 13% del PIB. Tercero, la exportación de oro en ochocientos millones generando un 25% de crecimiento, 5% del PIB. Los tres juntos hacen 35% de todo el ingreso del país. Ese ritmo de estos tres componentes se derrama sobre el crecimiento de 2021 y de 2022.
Lo que tienen en común estas tres actividades, es que están atadas a dinámicas políticas de expulsión y exclusión del régimen Ortega – Murillo.
Las remesas son el resultado de la migración de gente ante la crisis política; el oro es resultado del oportunismo del Gobierno de otorgar concesiones millonarias a empresas canadienses como Calibre y B2Gold, que controlan casi el 50% de las exportaciones de oro, el 90% destinadas a Estados Unidos; y las zonas francas, cuyos trabajadores no tienen derechos laborales protegidos. Mientras tanto, el sistema financiero no crece, el acceso al crédito a micro y pequeñas empresas locales ha caído o sigue a más en 1%, y como resultado, los nicaragüenses siguen en peor estado.
El crecimiento económico bajo Ortega – Murillo es la imagen fiel del capitalismo salvaje.
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