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El debate sobre l privatización de la educación ha ido quedando obsoleto, al tiempo que ha aumentado el consenso respecto a que no existe una contradicción entre la búsqueda de una educación pública de alta calidad y el incentivo a la expansión de la educación privada. De hecho, esta última cubre ya aproximadamente la cuarta parte de la matrícula en América Latina.
Se observa, más bien, que el principal desafío para una educación pública eficaz es establecer los incentivos y las correspondientes herramientas para estimular la excelencia, mientras que en el área de la educación privada el reto es superar la incapacidad del Estado de diseñar e implementar un ambiente en el cual los privados obtengan mayores beneficios cuando contribuyen al interés público.