Un análisis de la duración de los ministros de educación en 18 países de América Latina en las últimas tres décadas, indica que en los años ’90 la tendencia apunta a una mayor estabilidad en dichos cargos. De hecho, mientras el promedio de rotación en el período 1969-1990 era de 2,45 años, en la década de los ‘90 aumentó a 2,81 años. Esto puede considerarse como una buena señal, pues aunque no se puede decir que la estabilidad ministerial garantiza por sí sola la introducción y el desarrollo de reformas educativas, sí se puede afirmar que mientras menor sea la estabilidad, menores son las probabilidades de cambios profundos.