Tanto el mundo empresarial como organizaciones no gubernamentales pueden, desde fuera de las esferas públicas pero trabajando en asociación con ellas, contribuir al mejoramiento de la educación pública. Los casos reseñados en esta edición dan cuenta de ello. También ilustran la diversidad de formas que pueden adquirir los aportes en dicho campo, teniendo en cuenta objetivos de mutuo interés.
La experiencia de Intel en Costa Rica muestra a una empresa privada que trabaja en alianza con otras instituciones y que, en el marco de sus políticas de involucramiento con la comunidad, decide hacer un aporte a la educación del país, especialmente en aquellas materias que son su principal área de dominio: las matemáticas, las ciencias y la tecnología.
En estas mismas áreas se centran también las actividades impulsadas por la Fundación para el Centro Nacional de la Ciencia y la Tecnología CIENTEC, una organización no gubernamental sin fines de lucro que desde 1989 produce material de apoyo a la educación y ejecuta una amplia gama de programas.
En El Salvador, por otra parte, la Fundación Empresarial para el Desarrollo Educativo (FEPADE) ha logrado involucrar al sector privado a través de distintos tipos de acciones que van desde el contacto directo con las escuelas hasta la participación en la formulación y monitoreo de políticas de reforma educativa.
