This post is also available in: Português Español
El presidente colombiano Juan Manuel Santos cierra este viernes en Washington una visita en la que tenía la misión de presentar el nuevo acuerdo de paz y tender puentes con el liderazgo del Partido Republicano, que va a controlar tanto la presidencia como las dos cámaras del Congreso cuando se posesione Donald Trump el próximo 20 de enero.
Ni Colombia ni mucho menos Latinoamérica son ajenas a la incertidumbre mundial que ha provocado el ascenso del magnate. Bogotá necesita afianzarse como el socio estratégico de Washington en la región, y asegurar los 450 millones de dólares para al posconflicto que prometió Barack Obama, pero afronta sus propias vicisitudes. La refrendación e implementación del acuerdo renegociado con las FARC aún están pendientes y los cultivos ilícitos se han duplicado en dos años hasta 96.000 hectáreas.
Semana.com habló con Michael Shifter, el presidente de Diálogo Interamericano, uno de los centros de pensamiento más destacados en Washington, sobre la posición de Colombia, y la región, en el crepúsculo de la era Trump.
Semana.com: ¿Qué puede esperar Latinoamérica del gobierno de Donald Trump?
Michael Shifter: Es difícil de creer, pero la verdad es que nadie sabe. Hay gran incertidumbre. Hasta que el presidente electo defina su equipo y sus líneas de política exterior va a ser imposible siquiera imaginar cómo será su relación con América Latina. Las relaciones con México pueden pasar por momentos de tensión, debido a la expresada intención de Trump de renegociar el NAFTA y deportar a millones de inmigrantes. Su retórica dirigida contra México y los mexicanos ha sido muy ofensiva. Por el momento, el resto de América Latina no parece estar en el radar del nuevo presidente, y puede que haya menos cambios de los que algunos esperan.
Semana.com: ¿México será el gran damnificado? ¿Todavía alberga esperanzas de que la presidencia consiga moderar las posturas de Trump a lo largo de la campaña?
M.S.: Lo que se espera es que Trump modere algunas posiciones que pueden perjudicar el interés económico y los derechos humanos en los propios Estados Unidos. Sin duda la elección de Trump impactó más en México que en otros países, y el presidente electo ha confirmado su decisión de renegociar el NAFTA o abandonar el acuerdo.
Pero una retirada súbita del NAFTA sería tan dañina para la economía estadounidense como para la mexicana, porque son economías muy integradas entre sí. Respecto a la inmigración, lo que se espera es que el nuevo gobierno evite políticas basadas en prejuicios. Incluso Obama ha deportado a millones de inmigrantes indocumentados, pero también ha reconocido el valor y la contribución de los inmigrantes, incluyendo los de origen mexicano, a la sociedad estadounidense, y ha buscado proteger un grupo grande de ellos, a través de decisiones ejecutivas, ahora en riesgo.
Semana.com: ¿El deshielo con Cuba quedará en el limbo?
M.S.: No está claro cuál va a ser la postura de Trump, fue el único de los 17 precandidatos republicanos a la presidencia que apoyó el deshielo de Obama, pero después se desdijo. Hay razones para creer que Trump no va a reimplantar las restricciones económicas y diplomáticas que levantó Obama, pero tampoco va a seguir avanzando. Las encuestas indican que la mayoría de los estadounidenses, aún los de origen cubano, apoyan la normalización diplomática con la isla, y aquellos que tienen familia en Cuba protestarían si de repente se limitara su capacidad de enviar dinero a la isla. Además, hay empresas estadounidenses que están explorando posibilidades de negocios en Cuba. No hay ninguna señal de que Cuba figure entre las prioridades de Trump.
Semana.com: Colombia, en particular, ha sentido el apoyo decidido del presidente Obama durante las negociaciones de paz, y espera la ayuda norteamericana para el posconflicto. ¿Eso puede cambiar con Trump?
M.S.: No necesariamente. El apoyo a Colombia siempre ha tenido apoyo bipartidista, y el Congreso tiene igual o más influencia que la Casa Blanca, sobre todo en la aprobación de los fondos para el posconflicto. La primera preocupación de los legisladores republicanos y demócratas va a seguir siendo el narcotráfico, sobre todo ante la evidencia de que en Colombia se expandió la producción de coca en los últimos años. Puede que el gobierno de Trump enfatice más la necesidad de que Colombia refuerce la lucha contra el narcotráfico, pero no esperaría un cambio brusco de postura. Hay que tener en cuenta que hace varios años Trump tenía una postura bastante abierta y flexible con respecto al tema de las drogas.
Semana.com: ¿Cuál es la clave para cortejar a los republicanos, que ahora tendrán la presidencia y el control de ambas cámaras? ¿El gobierno colombiano ha sabido acercarse?
M.S.: Como casi todo el mundo, el gobierno de Colombia estaba más preparado para una victoria de Hillary Clinton, que hubiera continuado con la mayoría de las políticas y posturas de Obama. La sorpresiva victoria de Trump descolocó esos planes. Pero por esa tradición bipartidista de apoyo a Colombia a la que me refería antes, el gobierno colombiano tiene contactos en el partido republicano que pueden ayudar a tender puentes con el nuevo presidente electo. Sin ir más lejos, el senador republicano Roy Blunt de Missouri asistió a la gala del Diálogo Interamericano en honor al presidente Santos, y remarcó la estabilidad de la relación entre Estados Unidos y Colombia.
Semana.com: El expresidente Álvaro Uribe también mantiene buenas conexiones en Washington, especialmente con sectores republicanos. ¿Su oposición al acuerdo puede perjudicar los esfuerzos del gobierno colombiano?
M.S.: Lo ideal sería que existiera consenso dentro de Colombia para que la aplicación del acuerdo de paz sea lo más exitosa posible. Esto aplica tanto al ámbito doméstico como a la política exterior colombiana. Reconozco que no es fácil lograr tal consenso, pero es importante hacer todo el esfuerzo.
Semana.com: El presidente Santos recibió, en la gala de Diálogo Interamericano, el premio Liderazgo de las Américas, pero la situación del nuevo acuerdo de paz no está del todo despejada. ¿Cómo valora el esfuerzo del presidente Santos?
M.S.: Si Colombia está ahora más cerca de la paz que nunca, eso se debe tanto a la tenacidad de Juan Manuel Santos como al esfuerzo de los gobiernos anteriores, incluido el de Andres Pastrana y el de Álvaro Uribe. Sin la política de seguridad democrática de Uribe, que permitió al gobierno Colombiano recuperar el control de gran parte del territorio y hacer retroceder a las FARC, las negociaciones de paz hubieran sido imposibles. Santos tuvo la valentía política de aprovechar esa oportunidad para avanzar hacia la paz, a pesar de los costos políticos.
Semana.com: A algunos republicanos les preocupa que Colombia no tenga posiciones más duras frente a la situación en Venezuela. ¿La crisis venezolana se acerca a algún tipo de desenlace?