Los programas escolares orientados al desarrollo de valores y de habilidades psicosociales han demostrado en algunas experiencias que pueden ser herramientas útiles para abordar problemas de violencia y otras situaciones que generan conflictos. Estos programas suelen caracterizarse por su enfoque amplio respecto a los factores que producen o disminuyen las incidencias de violencia, por contemplar estrategias en varios niveles (trabajo individual, grupal y comunidad educativa) y por actuar principalmente en forma preventiva a través del desarrollo personal más que tratando de solucionar situaciones puntuales.