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      Argentina: El estado de las políticas públicas docentes

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      El sistema educativo argentino, que en años pasados fue una fuente de inspiración para otros países, hoy se encuentra cuestionado por los más diversos sectores de la sociedad. Las trayectorias escolares de los alumnos aún distan mucho de ser las ideales, principalmente para los jóvenes de condiciones sociales más vulnerables y los resultados en evaluaciones estandarizadas denotan un rendimiento bajo, más aún en esta población. Todos estos desafíos hacen pensar en la necesidad de actualizar, rediseñar y reformar la normativa y las prácticas en el terreno de la docencia, lo que conllevaría a una fuerte reestructuración del sistema basada en el aseguramiento de la calidad y el refuerzo a la inclusión.

      Recomendaciones clave

      • Reformular las evaluaciones docentes. El mecanismo de evaluación docente existente es muy poco efectivo y no genera responsabilidad individual ni colectiva por los resultados obtenidos. Escuelas más autónomas, con datos públicos y rigurosos de su accionar deben dar lugar a evaluaciones y autoevaluaciones que sean insumos para el mejoramiento de la educación. Eso requiere salir del escenario punitivo de la actual “calificación” docente y pasar a uno profesional en el que los directores de escuela posean herramientas precisas y ecuánimes de evaluación de su equipo.  
      • Mejorar la calidad de la formación docente. La formación docente distribuida en centros de institutos provinciales y universitarios, estatales y privados requiere de un aseguramiento de la calidad de la oferta educativa: el formato institucional (universidades o institutos superiores) no asegura per se la formación de los mejores educadores. Es preciso articular un cambio en la estrategia que genere iniciativas de las provincias para mejorar las condiciones laborales y de capacitación.  
      • Simplificar la jornada laboral. La jornada laboral con múltiples formatos y dependiente del “armado” propio de cada docente, sin precisiones mínimas de tiempos y resultados, merece un proceso de simplificación en el que el empleador exprese con claridad cuál es la jornada laboral pretendida y qué salario retribuye por ella.  
      • Asegurar una educación de calidad para los más necesitados. Los educadores de mayor experiencia y calificación deben desempeñarse en las escuelas que se encuentran en situación más desfavorable, lo que mejora mucho los estatutos del docente. De aplicarse de inmediato, beneficiaría a los alumnos de mayor vulnerabilidad socioeconómica y sentaría las bases de la responsabilidad por los resultados, propia de escuelas autónomas y reflexivas.  
      • Liderazgo escolar efectivo. El director escolar debe participar en la incorporación de los docentes a su equipo conservando la transparencia de las designaciones en el sector público: no es posible que el director no tenga otra opción que consentir los nombramientos de los integrantes del plantel. Con el actual criterio es imposible conformar equipos constructivos, colaborativos y cohesionados.

       

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