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El nuevo Informe de Progreso Educativo (IPE) de Argentina—publicado por Educar 2050 y el Diálogo Interamericano—analiza el estado de la educación argentina con el propósito de visibilizar los principales desafíos educativos de la nación y presentar recomendaciones para abordarlos. Este informe forma parte de una serie de más de treinta Informes de Progreso Educativo que el Diálogo Interamericano ha publicado sobre otros países y subregiones.
A continuación, presentamos algunos de los hallazgos principales del informe.
Avances y desafíos
- Alta cobertura escolar: Tanto en el nivel inicial como en primaria, Argentina ha realizado importantes progresos, ya que el acceso a ambos niveles se encuentra prácticamente universalizado. El nivel de acceso al primer ciclo de secundaria también es uno de los más altos de América Latina.
- Mejoras en la permanencia en primaria, pero alto abandono en secundaria: En primaria se observa un pronunciado descenso de la repitencia escolar, por la adopción de medidas orientadas a su prevención. En secundaria, sin embargo, todavía persisten elevados niveles de reprobación y abandono. Por cada 10 jóvenes inscriptos en primer año de secundaria en 2007, sólo 4.5 de éstos egresaron seis años después.
- Bajos niveles de aprendizaje: En evaluaciones internacionales, si bien el país evidencia mejoras en matemáticas y ciencias, sigue arrojando bajos resultados generales. En secundaria, los resultados de las pruebas PISA muestran un desempeño bajo y un estancamiento en un contexto regional de mejora. En las pruebas nacionales, Matemática representa el mayor desafío, ya que 70% de los alumnos no supera los conocimientos mínimos.
- Limitada autonomía escolar: Existe autonomía escolar en una alta proporción en lo pedagógico, pero es baja en la gestión de los recursos humanos y económicos, quedando esta gestión en manos de la administración central jurisdiccional y nacional. Las escuelas argentinas no pueden seleccionar a sus docentes, ajustar salarios ni definir su presupuesto.
- Poco apoyo a la profesión docente: No se implementan evaluaciones estandarizadas para medir el desempeño de los docentes en servicio. Los directores realizan evaluaciones, pero no sobre la base de criterios comunes, ni tienen capacidad directora de tomar decisiones a partir de los resultados. El plan de carrera docente solo considera los ascensos del docente hasta llegar a ser supervisor, pero carece de un esquema para aquellos que únicamente quieren enseñar.
Recomendaciones:
- Priorizar el logro de trayectorias completas y aprendizajes significativos en secundaria: En vista del endémico problema de abandono en secundaria, es crucial la articulación entre niveles que permitan trayectorias escolares continuas. Los indicadores señalan los tránsitos entre niveles como puntos a atender especialmente. Asimismo, se deben introducir nuevas herramientas pedagógicas que se centren en el alumno, dinamicen el rol de los docentes y utilicen efectivamente las tecnologías.
- Avanzar en el diseño de una política docente: Es necesario garantizar la calidad y homogeneización de los saberes con que los docentes llegan a las aulas. Una vez en el aula, es importante fortalecer el acompañamiento a los docentes en servicio por parte de capacitadores y supervisores; para eso es preciso que las provincias se comprometan a generar estrategias de capacitación. Asimismo, es urgente definir un plan de carrera docente diferenciada para quienes se desempeñan en el aula y quienes desempeñan funciones directivas. El diseño de una nueva política docente requerirá de una gran dosis de diálogo por parte de las autoridades y sindicatos.
- Extender la autonomía escolar y fortalecer los dispositivos de evaluación y la responsabilidad de las escuelas por sus resultados: Esto exige que las escuelas puedan generar datos rigurosos para su planificación institucional y pedagógica. Exige también que las escuelas amplíen los límites de su autonomía llegando, por ejemplo, a que los directores puedan tener incidencia en la conformación de sus equipos docentes.