2016: “¡No!” al pesimismo

Mark Scott Johnson // CC By 2.0
A mitad del actual periodo presidencial, el Gobierno y los partidos debieran revisar los planes y hacer un esfuerzo en pro de políticas claras, reforzar el sentido de equipo y mejorar la gestión.
La política en grande requiere visión estratégica y liderazgo compartido: en ambos nos hemos rezagado, pero podemos afianzar los cambios, armonizar la convivencia, alentar la cooperación, ser propositivos y proponernos metas ambiciosas.

El año 2015 comenzó con éxito y finalizó con frustración. En enero el Congreso aprobó tres reformas cruciales: electoral, tributaria y educacional, transformaciones de rango histórico con gran respaldo popular. Sin embargo, diciembre terminó con problemas serios, como una baja aprobación ciudadana y una economía a paso lento. 

Así, aunque el año 2016 ha comenzado en un ambiente de crisis, puede terminar mejor. Depende de cómo el Gobierno, cada institución y cada uno de nosotros encaremos los problemas.


Es imprescindible evaluar las causas y atender a que la percepciónsocial ahora imperante es fruto de la confluencia de muchos fenómenos distintos. Para actuar es necesario diferenciarlos,
pues cada uno requiere distintas políticas. No hay una medida única para resolverlos.

¿Cuáles son estos? Primero, las propias reformas y las tensiones que genera todo cambio relevante. Segundo, la cadena de casos de improbidad que estalló ya en febrero de 2015, proyectándose a políticos, empresarios, cardenales, oficiales de ejército y dirigentes del fútbol. Recordemos que, simultáneamente, se desató una trágica serie de desastres naturales (volcanes, incendios, temporales, aluviones y terremotos). Tercero, en junio comenzó un ajuste político y económico motivado por la caída sin precedentes de la popularidad del Gobierno y la ralentización de la economía, en buena parte por el fin del súper ciclo del precio del cobre. El balance fue severo.


Pero, también, aunque menos percibidos, ocurrieron hechos positivos: la economía se comportó mejor de lo esperado, CODELCO logró reducir costos y avanzar en sus proyectos,
la agricultura reaccionó bien, se instaló una política energética eficaz, la sociedad rechazó con fuerza las irregularidades detectadas, los casos de ilegalidad han sido enfrentados con
firmeza y numerosas leyes a favor de la probidad se han aprobado, nuestro país creó el mayor parque marino del planeta, se firmó el Tratado Trans Pacífico (TTP), se legisló para establecer
el acuerdo de unión civil y, aunque a trastabillones, se inició la gratuidad de la educación superior... Además, Chile ganó la Copa América.


Para extraer lecciones, es preciso considerar a lo menos tres factores: los fenómenos sociales más profundos, las reformas y su ejecución, y la reacción ante hechos imprevisibles.

 

Este artículo apareció originalmente en la revista Mensaje. Para el texto completo, consulte el enlace abajo.  

Downloads